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ENTREVISTA | Patrick Cockburn

Por eldiario.es  ·  26.11.2016

“El apoyo de la CIA a los grupos armados que se suponía que eran antiAsad y antiyihadistas ha fracasado”

Patrick Cockburn presenta en su último libro, ‘La era de la yihad’, un relato de las guerras de los últimos 15 años en Oriente Medio y Asia Central y de la implicación directa de gobiernos extranjeros

“La idea de una oposición armada moderada en Siria siempre ha sido un mito, pero un mito conveniente que ha llevado a una gran confusión”

“El Gobierno sirio bombardea ciudades como Alepo para expulsar a la población civil y separar a los civiles de los combatientes. No ha pasado sólo en Siria. Es cruel pero habitual como estrategia contrainsurgente”

Patrick Cockburn, periodista irlandés de 66 años, ha alimentado a lo largo de su larga carrera un acusado escepticismo sobre los motivos y las declaraciones de los Gobiernos sobre Oriente Medio. En su trabajo desde 1990 para The Independent –antes fue corresponsal en Moscú del Financial Times–, ha cubierto casi todas las guerras en esa zona, siempre atento a la implicación de gobiernos del resto del mundo. Autor de varios libros, ha recibido tres de los premios periodísticos más prestigiosos, entre ellos el Premio Orwell en 2009.

Capitán Swing acaba de publicar en España su último libro:
La era de la yihad. El Estado Islámico y la guerra por Oriente Próximo, donde hace un recorrido por su experiencia en los conflictos de los últimos 15 años en Afganistán, Irak, Libia y Siria.

Una de las cosas que se pregunta en el libro es por qué las guerras no acaban en Oriente Medio. Lo estamos viendo en Irak, Siria y Libia.

Pongamos el caso de Siria, por ejemplo. Si un bando sufre problemas, el Gobierno puede ir a los rusos e iraníes para recibir más apoyo. Igualmente si a los grupos de la oposición les va mal, no piensan en llegar a acuerdos con Asad, sino que van a los saudíes, qataríes y turcos, quizá a los norteamericanos, para recibir más apoyo.

En Libia, quizá deberían habérselo pensado en 2011 cuando estaba claro que los rebeldes no derrotarían a Gadafi sin la OTAN. De hecho, la mayor parte de los combates fueron obra de la OTAN. En Bengasi había más periodistas que rebeldes. Cuando Gadafi cayó, no había oposición que asumiera el poder. Había un vacío de poder y el país se desintegró. Durante la guerra fría, la URSS y EEUU tenían un interés en que los estados no se hundieran, porque si estaba en la órbita norteamericana temían que los soviéticos ocuparan esa posición y viceversa.

Se ha escrito mucho que estamos siendo testigos de una guerra civil dentro de Islam, pero el hecho es que la situación sería muy diferente sin estas intervenciones extranjeras.

Desde luego, es lo mismo que pasa en Irak. Cuando los partidos y movimientos iraquíes ven que la situación empeora, no buscan acuerdos o compromisos con sus adversarios. Buscan apoyo en el exterior, y eso siempre empeora las cosas. Y evidentemente las potencias extranjeras tienen sus propios intereses.

Escribió en octubre en The Independent sobre la diferencia entre la cobertura en los medios occidentales sobre lo que ocurre en Mosul (donde fuerzas iraquíes y norteamericanas intentan expulsar a ISIS) y en Alepo (donde sirios y rusos atacan la zona ocupada por los insurgentes).

O lo que ocurrió en Ramadi. Es perfectamente razonable criticar lo que hacen los rusos en Alepo con sus bombardeos indiscriminados sobre la zona oriental, pero veamos lo que pasó en Ramadi, en Irak, una ciudad que solía tener unos 350.000 habitantes y que fue bombardeada por la coalición dirigida por EEUU. Acabó destruida en un 80%, y a pesar de eso apenas hubo críticas.

En los últimos meses, varios medios norteamericanos han publicado informaciones bastante explícitas sobre el apoyo de la CIA a algunos grupos insurgentes sirios, a los que esos medios califican de “moderados”. ¿Qué balance hace de esa ayuda?

El apoyo de la CIA a estos grupos armados que se suponía que eran antiAsad y antiyihadistas obviamente ha fracasado. Y una forma de verlo es que incluso periodistas que creían que existían unas fuerzas moderadas en la oposición en Siria en realidad nunca fueron allí. Si esos grupos moderados realmente existieran, ¿por qué nadie ha ido a las zonas que controlan? La respuesta es que no controlan ninguna zona. La oposición armada está dominada por los islamistas –no la oposición política, que creo que es diferente–, y pensar en otra cosa creo que es una pura ilusión.

¿Cómo se identifica a un moderado en una guerra civil tan violenta como la de Siria?

Sí, bien visto. ¿Por qué Daesh (ISIS) es tan fuerte militarmente? Para hacer una guerra, necesitas a gente que esté dispuesta a que le maten. La gente que es fanática o es miembro de una secta religiosa está más dispuesta a morir que la gente de ideas moderadas. No encuentras a muchos terroristas suicidas moderados por razones obvias. La idea de una oposición armada moderada en Siria siempre ha sido un mito, pero un mito conveniente que ha llevado a una gran confusión sobre la política siria. Por ejemplo, tienes en Damasco a gente que apoya a Asad cuya lealtad al Gobierno no es muy intensa y luego tienes a una gran parte de la población a la que quizá no les guste Asad, pero que está más aterrorizada por la alternativa a Asad. Y Asad cuenta con eso.

Ha estado en varias ocasiones en Damasco. ¿Cómo es el nivel de apoyo popular al Gobierno?

Hay mucha gente que piensa que con independencia de lo que esté mal en el régimen, la alternativa con Daesh y Al Nusra sería peor. Son alauitas, cristianos, judíos… las minorías. Pero además si eres un suní laico que tiene un empleo pongamos en el Ministerio de Educación, sabes que puedes perder la vida o el empleo o muy posiblemente acabar como refugiado si triunfa la oposición armada. Y Asad ha dependido desde el principio de los sirios que creen que la alternativa a Asad sería peor.

Siempre ha sido escéptico de que la primavera árabe pudiera producir gobiernos con valores progresistas.

Había algunas posibilidades de eso. No hay duda en Túnez, Egipto, Bahréin, Siria, tenías a millones de personas que querían libertad, no tener que vivir en un Estado policial, pero había también otros factores. Por ejemplo en Libia y Siria los principales apoyos exteriores de la oposición han sido Arabia Saudí y Qatar, las monarquías del Golfo, las últimas monarquías absolutas teocráticas que quedan en la Tierra. No querían democracias laicas. Tenías estos elementos contradictorios desde el principio, y creo que hay que estar un poco ciego para no verlo. Luego el principal vehículo de las protestas eran organizaciones islamistas, en Siria por ejemplo los Hermanos Musulmanes, y luego muy rápidamente aparecieron los yihadistas.

Pero hay diferencias entre islamistas y yihadistas.

Sí, es cierto. Quizá debería haber dicho salafistas-yihadistas. Se podría decir que hay diferencias entre los Hermanos Musulmanes, por un lado, y Al Nusra y otros. Pero no conozco a ningún grupo de oposición en Siria que no quiera imponer la sharia. Incluso en Libia en la guerra en 2011 recuerdo a la portavoz de la oposición en Bengasi, una mujer de ideas laicas, moderadas, con estudios, creo que había sido profesora en Inglaterra. La impresión que se daba al mundo es que Gadafi iba a ser sustituido por un Gobierno laico y democrático, pero cuando el Gobierno de transición llegó a Trípoli desde Bengasi tras la muerte de Gadafi, la primera decisión que tomó fue acabar con la prohibición de la poligamia que venía de los años de Gadafi. La auténtica cara de la oposición era diferente de lo que habían presentado antes.

Cuando los grupos islamistas piden la introducción de la sharia, ¿se refieren todos a lo mismo?

No, pueden estar pensando en cosas diferentes. Pero la sharia significa algo muy definido. Sharia es aquello que quieres ser. En líneas generales, es algo regresivo donde las mujeres se ven sometidas a una especie de semiesclavitud o a la condición de ciudadanas de segunda clase. Y si eres un cristiano o un druso en Damasco o Alepo, vas a salir perdiendo con un nuevo régimen dirigido por salafistas-yihadistas como Al Nusra o por los Hermanos Musulmanes.

En el tercer debate de la campaña norteamericana Hillary Clinton apoyó la idea de una zona de exclusión aérea en Siria. ¿Cree que esa idea es posible o es sólo una locura que prolongará la guerra?

Creo que no es posible. ¿Quién va a defender la zona de exclusión aérea? La teoría se basa en la zona de exclusión aérea que hubo en el norte de Irak en 1991 para defender a los kurdos. Pero si va ser realizada por la Fuerza Aérea norteamericana, tendrá que abatir aviones rusos. Y los rusos intentarán abatir esos aviones. ¿Habrá tropas norteamericanas sobre el terreno? Porque necesitarás decenas de miles para defender esa zona. Entonces vuelves a la oposición moderada, que en realidad no existe. ¿Quién la defenderá? ¿Al Nusra? No creo que sea una solución. Se basa en una fantasía.

¿Qué podemos saber de lo que está ocurriendo en Alepo? Los aviones sirios y rusos están bombardeando la zona de Alepo controlada por los insurgentes. ¿Están los insurgentes a su vez intentando impedir que los civiles abandonen la ciudad para huir de los combates?

Es difícil saberlo. Lo que ocurre habitualmente en estas zonas es que el Gobierno las bombardea para expulsar a la población civil y separar a los civiles de los combatientes. Esto no ha pasado sólo en Siria. Es cruel pero habitual como estrategia contrainsurgente, como hicieron los norteamericanos en Vietnam, los franceses en Argelia o los británicos en Malaya, y es lo que rusos y sirios están haciendo ahora.

Los rebeldes no quieren ser separados del lugar en el que viven ni del lugar donde está su base de apoyo popular. En segundo lugar, está el asunto de los escudos humanos. Tienes las dos cosas. El Gobierno, intentando sacar a la gente de esas zonas, y los sitiados que intentan impedir que salga gente de esas zonas.

¿Qué es lo que hace a ISIS más peligroso que Al Qaeda, si es así, para los países occi
dentales?

Obviamente, han realizado más ataques en el extranjero que los que Al Qaeda hizo en el pasado. Creo que son más similares de lo que la gente cree. No hubo un intento de redefinir completamente Al Nusra para distinguirlo de Daesh, pero en general la ideología viene a ser la misma. Creo que Daesh es singularmente peligrosa porque es sectaria y extremista, y considera a los que no piensan como ellos como enemigos a los que hay que matar. Desde luego, eso también es una debilidad por no querer llegar a compromisos con otros.

Eso caracteriza también a Al Qaeda.

Sí, pero Al Qaeda no ha llevado ese carácter hasta sus últimas consecuencias. Hubo una evolución en Al Qaeda en Irak que fue mucho más violenta y extremista que en Afganistán. En fin, todos son muy violentos, y en Irak desde 2003 Zarqaui y otros realizaron atentados sectarios y masivos. La Al Qaeda original no era tan sectaria. No atacaba directamente a la población chií como lo ha hecho Daesh.

Autor del artículo: Iñigo Sáenz de Ugarte

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