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El antídoto natural

Por El País  ·  11.06.2021



Cuando el noruego Torbjorn Ekelund supo que era epiléptico, también le comunicaron que no
volvería a conducir. “He oído hablar de gente que vive el hecho de no poder usar el coche como
una carga mayor que la enfermedad en sí. ¿Cómo me afectaría a mí?”, se preguntó Ekelund. A las
pocas semanas percibió una sensación “liberadora. Modifiqué mis rutinas y no echaba nada en
falta. El ritmo aminoró, el pulso descendió y el mundo se reveló ante mí de una forma que no
había hecho desde que era niño”. Entonces, retomó un hábito de infancia: caminar. Una caminata
llevó a otra y acabó escribiendo Senderos , donde mezcla sus experiencias andariegas con los
periódicos desplazamientos de seres humanos y animales mientras reflexiona sobre el hecho de
moverse siguiendo rutas trazadas por otros. La editorial de Senderos , Volcano, también ha
publicado este curso Diario de un joven naturalista , de Dara McAnulty, el chico autista que narra
cómo fue el año que tuvo que mudarse de una a otra punta de Irlanda del Norte, entre los 14 y los
15 años, abandonando su querido bosque Big Dog pero manteniendo el vínculo con esa
naturaleza que le conecta a algo mucho más grande que las personas. “Tumbado bajo el roble
siento una oleada de poder surgir bajo el suelo”, escribe, “las raíces enrollándose a mi alrededor,
una energía incansable que me alimenta con su fuerza”. Una energía que también le anima a
escribir. A comunicarse mejor. portada ‘Diario de un joven naturalista’ DARA McANULTY.
EDITORIALVOLCANO EDITORIALVOLCANO La naturaleza como sanadora infalible y detonante
de la creatividad tiene un hito en Annie Dillard. Mediando la veintena, Dillard se instaló en los
Apalaches para afrontar una neumonía. La enfermedad y la calma le permitieron atender de otro
modo a las muchas criaturas feas o extrañas -pero claves en el ecosistema- que la rodeaban y
terminaron protagonizando Una temporada en Tinker Creek (Errata Naturae), considerado uno de
los mejores ¿ensayos? -la encasillaron ahí- estadounidenses del siglo XX. El libro arranca con una
chinche gigante succionando a una rana. Dillard presenta un universo de posibilidades inasequible
a lo urbano, y encuentra en lo alternativo e incluso “hórrido” las condiciones para literalmente
respirar mejor… apoyándose además en una constelación de artistas afines a su ideario, de ahí
esta cita de Van Gogh: “El caso es que somos artistas de la vida real y lo importante es respirar
tan fuerte como podamos”. Arte y naturaleza despejaron los pulmones de Dillard, que tres años
después de su llegada a los bosques, con ¡ 29 años ! , firmaba esta obra maestra. El veneno,
entre otras cosas, ayudó a que Sue Hubbell superara la traumática separación de su pareja. La
ruptura se produjo poco después de abandonar la ciudad para instalarse juntos en las montañas
Ozarks de Misuri. El tándem no funcionó y Hubbell apostó por la apicultura. Como cuenta en Un
año en los bosque s (Errata Naturae), aprendió a inocular veneno de abeja para reforzar el
sistema inmunitario mientras alimentaba ranas con moscas escuchando a Händel, Mozart o
Albinoni. Y revivió tan a gusto que desde entonces escribiría varios libros sobre aquella
cotidianidad. Errata naturae Más extremo es el caso de Elisabeth Tova. A los treinta y pocos años
cayó postrada en la cama víctima de una disfunción del sistema nervioso. No se podía mover. Un
día, una amiga le trajo un caracol para que la acompañara. Empezó a observarlo. A escucharlo. El
sonido de un caracol salvaje al comer (Capitán Swing) revela el precioso ejercicio de intimidad que
puso a Tova tras la pista de los caracoles, investigando desde la biología gasterópoda a la extensa
literatura que hay sobre este hermafrodita que provocó a autores como Poe, Calvino o Patricia
Highsmith, además de muchos haikus japoneses. “El caracol vivía con normalidad su lentitud
restringido en una pequeña área geográfica (un terrario), y observarlo me ayudó a aceptar mis
circunstancias y sentirme menos inquieta y resentida”, dice Tova desde su casa en Maine. Por
entonces había escrito ensayos y cuentos cortos, pero necesitó más espacio para “homenajear al
caracol y hablar sobre la importancia de los asuntos medioambientales además de compartir una
atípica historia personal y, esperaba, abrir una vía para ayudar a otros pacientes”. El caracol se
convirtió en su guía ideal, le proponía retos -a veces desaparecía- y la estimulaba a saber más
sobre él, procurándole unos ánimos que aún le sirven. Tova ya puede incorporarse de la cama,
pero su enfermedad es crónica. Sin embargo, este libro, ganador de varios premios, la ha puesto
en contacto con personas de todo el mundo, aportándole ilusión. Adiestrar a un halcón fue el
revulsivo “natural” que halló Helen Macdonald al desasosegante trastorno causado por la muerte
de su padre. Macdonald estableció una eléctrica relación con el azor Mabel, y esa alianza la
propulsó hacia un H de halcón (Ático de los Libros), todo un clásico ya que evidencia hasta dónde
puede consolar la conexión entre humanos y animales… salvajes. La muerte de un ser querido
también está en el origen de La dehesa iluminada , novela de Alejandro López Andrada rescatada
por Almuzara después de 30 años. El cordobés, uno de los contadísimos autores que ha
mantenido la llama de la liternatura en España, se estrenó en el género con esta ficción muy
apegada a hechos reales en la que el narrador, angustiado por el fallecimiento de su joven amor
en un accidente, se refugia en su casa del pueblo encontrando en el entorno una cicatrizante
serenidad. Se trata de una significativa recuperación editorial que, en tiempos de pandemia y
colapsos, insinúa inminentes obras sobre naturaleza escritas en español. Que sean tan buenas
como “saludables”, está por ver. Lecturas ‘Senderos’ Torbjorn Ekelund Traducción de Bente
Teigen y Mónica Sainz Volcano ‘Diario de un naturalista’ Dara McAnulty Traducción de Inma Pérez
Parra Volcano ‘Una temporada en Tinker Creek’ Annie Dillard Traducción de Teresa Lanero
Errrata naturae ‘Un año en los bosques’ Sue Hubbell Prólogo de J. M. G. Le Clézio Traducción de
Miguel Ros González Errata naturae ‘El sonido de un caracol salvaje al comer’ Elisabeth Tova
Traducción de Violeta Arranz Capitán Swing ‘H de halcón’ Helen Macdonald Traducción de Joan
Eloi Roca Ático de los libros ‘La dehesa iluminada’ Alejandro López Andrada Almuzara Puedes
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