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Diez cosas que no sabes de los virus

Por El Comercio  ·  04.07.2020

En muy pocos meses, el común de los mortales hemos hecho un máster acelerado sobre virus. Hablamos de contagios, periodos de incubación, inmunidad y anticuerpos lo mismo que antes charlábamos sobre el tiempo. Parece que hemos adquirido un poco de cultura general, sí, pero los virus (sobre todo el coronavirus que ha causado la pandemia) siguen siendo unos grandes desconocidos incluso para los científicos. De cuando en cuando surge uno nuevo, como ha pasado con el SARS-CoV2, que les deja descolocados y les obliga a desentrañar sus secretos en tiempo récord debido a su letalidad. Pero no es fácil descrifrarlos y encontrar la forma de luchar contra ellos. De hecho, el único virus que afecta a los humanos que se ha logrado erradicar es el de la viruela –hasta ahora, considerado el mayor asesino de la humanidad– y el VIH sigue siendo un desafío para los investigadores… Pero, como indica el famoso divulgador científico Carl Zimmer en su libro ‘Un planeta de virus’ –publicado en 2011 y reeditado ahora con novedades por Capitán Swing–, «los virus son exquisitamente letales, pero también le han concedido al mundo algunas de sus innovaciones más relevantes». Porque los virus desencadenan enfermedades, sí, pero tienen una cara B mucho menos conocida. He aquí algunos secretos y curiosidades de esta forma de vida –engañosamente primaria–, que demuestra que «la creación y la destrucción van de nuevo de la mano».

El del resfriado, el virus más exitoso

A lo largo de nuestra vida nos pasaremos en la cama todo un año por culpa de los resfriados. ¡Un año! Así que puede decirse que el rinovirus, el causante de los catarros, es uno de los virus más ‘exitosos’. Ya se describen sus síntomas en el tratado médico más antiguo –el llamado papiro de Ebers–, escrito en Egipto hace 3.500 años. En la antigua Grecia, Hipócrates atribuía los catarros a las variaciones del estado de ánimo, y a principios del siglo pasado pensaban que estaban causados por los paseos matutinos. Según explica Carl Zimmer, a pesar de que este virus es muy sencillo –tiene diez genes por unidad frente a los 20.000 de los seres humanos– «a día de hoy seguimos sin un remedio para el resfriado común».2.

‘Sexo’ entre virus de la gripe

En ocasiones, en nuestro cuerpo se produce un encuentro nefasto: dos virus distintos de la gripe coinciden en una misma célula y, en ocasiones, acaban ‘mezclados’. «Es la versión viral del sexo», explica Zimmer. ¿Cuál es el resultado? Pues lo mismo que pasa cuando dos personas conciben un bebé: se mezclan sus genes para dar lugar a otra ‘criatura’ con características propias. Así, la gripe consigue «un nuevo disfraz viral», lo que hace que el sistema inmune de los humanos no esté preparado para repelerlo. Según detalla Zimmer, la gripe y sus recursos nos siguen llevando mucha delantera, pero lo que se sabe a ciencia cierta es su origen: «Se remonta a las aves, que son portadoras de todas las cepas conocidas del virus de la gripe humana».3.

¡Virus que curan!

Oímos virus y enseguida lo vinculamos con enfermedad, pero lo cierto es que hay muchos que nos ayudan a superar enfermedades. A principios de siglo –antes de que se descubriesen los antibióticos en los años 30– un médico militar canadiense, Félix d’Herelle, descubrió que había virus que se comían a las bacterias (en su caso probó con la Shiguella, responsable de la disentería), es decir, que son bacteriófagos, conocidos por la abreviatura de ‘fagos’. Probó los ‘fagos’ con otras dolencias causadas por bacterias con éxito y hasta elaboró medicamentos. «La idea de emplear virus vivos como medicina había perturbado a muchos médicos», argumenta Zimmer, por lo que la llegada de los antibióticos hizo decaer el uso de fagos. Pero todo es reversible… desde 2008 se programan ‘fagos’ a la carta para ‘asesinar’ a determinadas bacterias.4.

¿El océano? ¡Lleno de virus (buenos)!

Algunos estudios estiman que cada litro de agua marina tiene hasta 100.000 millones de virus. Las cifras hasta marean. Pero esto se sabe desde hace bien poco. Antes de los años 80 se creía que los virus de las aguas marinas provenían de desechos terrestres. «Estas cifras no significan que bañarse en el océano implique una sentencia de muerte. Sólo una fracción mínima de estos virus puede infectar a los humanos», tranquiliza Zimmer. Sus ‘víctimas’ suelen ser peces, animales marinos y, sobre todo, bacterias y microbios unicelulares. Su tarea es ‘buena’: «Determinan la ecología de los oceános, dejan su huella en la climatología global de la Tierra y llevan miles de años jugando un papel crucial en la evolución de la vida». ¿A que ahora ya nos caen mejor? ¿Cómo hacen esto unos pequeñines así? Por ejemplo, en los propios virus se han encontrado genes de la fotosíntesis. «Un cálculo aproximado indica que un 10% de todas las fotosíntesis se lleva a cabo con genes víricos», indica el investigador.5.

Vivimos gracias a ellos

Hay miles de virus en el genoma humano. No sólo son algo que ‘cogemos’ por ahí. Y algunos de esos virus (como el Phoenix) infectaron al humano –o entraron en él– hace más de un millón de años. Y los hay más antiguos: hay un tipo de retrovirus (ERV-L) presente en nosotros y que tiene una importancia fundamental en la formación de la placenta: se cree que infectó a un ancestro común a todos los mamíferos hace 100 millones de años. «Si nos quitaran nuestros genes derivados de los virus, moriríamos en el útero», dice Zimmer.6.

El de la viruela, el único erradicado

Los virus son unos supervivientes. Se las ingenian para mutar, esconderse, saltar de especie a especie… así que en la mayoría de los casos los humanos han tenido que conformarse con paliar sus estragos. Con una excepción: el virus de la viruela, «que en los últimos 3.000 años puede haber matado a más personas que ninguna otra enfermedad en la Tierra». Es el único virus humano que ha sido erradicado, recuerda Carl Zimmer. La viruela, que generaba problemas respiratorios y pústulas repulsivas, devastó muchos países en la antigüedad: cada vez que llegaba a un sitio nuevo, producía una escabechina. En Islandia mató a 20.000 de sus 70.000 habitantes en el año 1241, y al llegar al Nuevo Mundo de la mano de los españoles, se estima que acabó con la vida del 90% de la población indígena de América Central en unas pocas décadas, toda un «arma biológica» de los invasores. Tras varios procesos de ensayo-error y una especie de vacuna creada en el siglo XVIII, la OMS se lanzó a vacunar en 1965, creando «cortafuegos» hasta que el virus fue vencido. En 1977 se vio el último caso en Etiopía. Con otras enfermedades, como la malaria, se ha fracasado. Y la polio se ha quedado a las puertas de la erradicación, pero sigue presente en algunos países.7.

El sida llevaba 50 años entre nosotros

El sida, causado por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), llevaba más de medio siglo infectando a personas «en secreto» cuando se detectaron los primeros casos entre 1980 y 1981 en Los Ángeles, desvela Zimmer. Tras su descubrimiento, infectó a 60 millones de personas en todo el mundo. La mitad murieron. Los científicos se volvían locos. ¿De dónde venía ese virus? «Tardaron tres décadas en rastrear a grandes rasgos los orígenes del VIH. Las primeras pistas llegaron de la mano de monos enfermos», detalla el investigador. Y parece ser que el virus estuvo ‘saltando’ varias veces entre especies hasta ‘adecuarse’ al humano, un nuevo huésped para él. Los investigadores, haciendo arqueología científica e indagando en muertes misteriosas del pasado, llegaron a la conclusión de que en las últimas décadas había habido víctimas de variaciones del VIH (analizaron muestras guardadas), como un paciente de Kinshasa en 1959. «Cuando la comunidad científica reconoció oficialmente la existencia del VIH, el virus ya había alcanzado la categoría de catástrofe global escondida», lamenta Zimmer.8.

Aves y mosquitos… ¡virus volando!

«En el verano de 1999 los cuervos empezaron a morir». Parece el comienzo de una novela de terror. Así llegó el virus del Nilo Occidental a EE UU. En Asia, Europa y África ya se le conocía. Los investigadores lo hallaron en muchas especies de aves… ¿Pero cómo llegaba al humano? Gracias a un vehículo muy eficaz: los mosquitos. 62 especies de este insecto podían albergar al virus importado. Y los contagios son difíciles de evitar: ni siquiera hace falta que las personas estén cerca unas de otras para enfermar de esta especie de encefalitis. Según los expertos, el futuro dará alas a los virus que se transmiten a través de mosquitos, porque se presenta más caluroso y húmedo que el presente, un hábitat ideal para esos insectos transmisores.9.

Salto de especie en especie, hasta el humano

La relación entre humanos y animales en la transmisión de virus causantes de epidemias está presente en casi todos los brotes graves de los últimos años. El ébola, por ejemplo, está presente en murciélagos que luego lo transmiten a gorilas o chimpancés… y de ahí a nosotros solo es un saltito. En 2013 hizo estragos en África y saltó a Occidente. Y de la familia de los coronavirus, el SARS (síndrome respiratorio agudo severo por sus siglas en inglés) tiene su origen también en murciélagos que se lo pasaron a civetas, habituales en los mercados chinos. Esto fue a principios del 2000. Diez años más tarde, otro coronavirus, el MERS (síndrome respiratorio de Oriente Medio), con origen en murciélagos… ¡africanos! ¿Y eso? Los murciélagos lo transmiten a los camellos del norte de África, que son exportados a Oriente Medio.10.

Buscar en los animales

Visto el origen de las últimas grandes pandemias, la comunidad científica aboga por ‘anticiparse’ y buscar trozos de material genético de virus potencialmente letales en animales antes de que salten al humano. «Pero el hecho de que vivamos en un planeta de virus hace que esta tarea sea titánica», lamenta Zimmer. Científicos de la Universidad de Columbia, por ejemplo, capturaron 133 ratas en Nueva York «y descubrieron 18 nuevas especies de virus muy estrechamente ligadas a los humanos». Y en India han hallado 55 virus desconocidos en zorros voladores.

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