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Derek Thompson: “Cuando algo es popular, suele hacerse más popular”

Por El periódico  ·  26.02.2019

Si alguno de ustedes es artista, se habrá preguntado alguna vez cómo puede ser que su arte no venda un carajo, mientras que el de aquel cursi de allí no para de subir en las listas. También nos sucede como fans: muchos años después de admirar a determinado grupo, sigue sumiéndonos en la perplejidad que no se comiera un rosco, mientras que Queen tiene ya biopic, estatua ecuestre, línea de figuras articuladas y una representación de Els Pastorets con música de la banda.

En nuestra ayuda llegan el escritor norteamericano Derek Thompson y su libro ‘Creadores de hits’ (Capitán Swing). Sus teorías tal vez no sean del todo halagüeñas (la calidad no lo es todo; el azar juega un papel inestimable; sin distribución da igual quién seas, amiguete; lo radical de verdad no triunfa), pero al menos aventuran respuestas al misterio.

Los humanos buscan una mezcla de familiaridad y reto, curiosidad y conservadurismo.

La palabra ‘nuevo’ es la más utilizada en publicidad. Se cree que los humanos tenemos una preferencia innata por la novedad, pero no es así. Nos encantan los productos nuevos, pero en realidad nos gusta la ‘sorpresa de la familiaridad’. En una canción que no hemos escuchado nunca, por ejemplo, pero que nos recuerda un poco a aquella otra canción que nos encanta. Cuando el final de un estreno hace clic con nuestras expectativas, en realidad se trata del ‘shock’ del reconocimiento. Somos a la vez neofílicos y neofóbicos.

“En una revuelta casi nadie quiere ser el primero en lanzar la piedra. Pero cuando uno lo hace, entonces hay 10 piedras, y luego 20”

Que algo le guste a cada vez más gente hace que ese algo le guste a cada vez más gente.

Somos animales de manada. Cuando algo es popular, suele hacerse más popular. Estudios sobre revueltas demuestran que casi nadie quiere ser el primero en lanzar la piedra. Pero cuando uno lo hace, entonces hay diez piedras, y luego veinte, y cada vez es más fácil que más gente se sume a la revuelta. La gente está esperando una prueba de popularidad para seguir una idea.

Aplicado al antirracismo, lo que dices me da paz. Luego me acuerdo de Hitler, y tiemblo.

Muchos aspectos de la naturaleza humana son aterrorizadores e inspiradores a la vez. El conservadurismo natural de la mayoría de gente en términos de gusto es algo que hay que tener en cuenta. Si eres un novelista o un científico que intenta introducir ideas que no existían antes, es crucial entender que para vender esas ideas radicales hay que hacerlas sutilmente familiares para la audiencia. Cuanto más radical es una idea, más conviene pensar estratégicamente para hacerla familiar.

“Algunos productos e ideas se vuelven populares no porque sean buenos, sino porque el público quiere participar de la conversación a su alrededor”

Los Beatles en ‘Revolver’ decidieron aplicar ideas vanguardistas en un formato agradable.

Es lo que se conoce como M.A.Y.A. Lo Más Avanzado Y sin embargo Aceptable. Conviene recordar, asimismo, que los Beatles no empezaron haciendo ‘Revolver’. Empezaron con ‘Please please me’. Pop muy sencillo, melodías de teatro musical, que atrapaban a todo el mundo. Según fueron añadiendo complejidad, quienes habían entrado por su simplicidad les siguieron hacia lo nuevo.

Muchos de mis escritores y grupos pop favoritos nunca triunfaron, por muy M.A.Y.A. que fuesen. Es deprimente.

Piensa en ‘Rock around the clock’, de Bill Haley. Era una canción destinada a no ser un ‘hit’, pues su lanzamiento fracasó, Bill Haley iba justo de carisma, etcétera. Pero entonces sucedió lo de que el hijo de un actor de Hollywood era fan de la canción, y convenció a su padre para que la utilizaran en un filme que triunfó. Por cada cosa que triunfa hay cien cosas, igual de buenas, que no lo hacen. El triunfo no es sinónimo de calidad. A veces solo tiene que ver con distribución, o suerte, u otros factores.

Desentrañas el éxito de ’50 sombras de Grey’.

Algunos productos e ideas se vuelven populares no porque en sí mismos sean buenos, sino porque el público quiere participar de la conversación a su alrededor. En esos casos, la popularidad es el producto. El chismorreo sobre ese libro era el producto. Mucha gente ve programas de televisión no porque crea que le van a gustar, sino porque son el tema de conversación a su alrededor. A la gente no le gusta sentirse excluida. Internet ha acentuado ese fenómeno. La gente sufre de F.O.M.O. o ‘Fear Of Missing Out’ (miedo a perderse algo).

“Repetir algo, por falso que sea, hace que la gente se lo crea”

¿Crees que la edad tiene que ver con la búsqueda de novedad? Tal vez llega un momento en que te dices: a la mierda, ya tengo ‘The Sopranos’ y AC/DC. Paso de buscar más.

Existe algo llamado ‘periodos sensibles’. Son los periodos en que los estímulos, o las experiencias, o el trauma, se graban de un modo más profundo. Da la casualidad de que los ‘periodos sensibles’ de los humanos respecto a la música tienden a darse entre la primera adolescencia y los 20. Cuando llegan a los treinta y cinco, la mayoría de usuarios abandona la búsqueda de música nueva. Esos ‘periodos sensibles’ también existen para el cine, o para la política. La gente de 40 años, por lo común, no pasa de ser socialista a la extrema derecha. El gusto se solidifica.

Hablas del gusto por repetir series y libros. Pero la propaganda es otra forma de repetición. A Goebbels le chiflaba.

Lo vemos en las ‘fake news’. Repetir algo, por falso que sea, hace que la gente se lo crea. Donald Trump miente, y muchos medios le parafrasean, diga lo que diga. Por ejemplo: “Donald Trump dice que todos los musulmanes son violadores”. La simple mención de sus palabras las va familiarizando en la mente de la gente. A veces, la familiaridad puede fusionarse con los hechos. Algo nos parece verdadero porque lo hemos escuchado muchas veces. Si la cobertura de un tema eleva la credibilidad de ese tema, aunque la cobertura sea negativa, creo que tenemos que pensar bien cómo lo transmitimos.

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