10º Aniversario
¡El capitán cumple diez años!
descúbrelo

¿Demasiadas pastillas? Cómo el exceso de medicación ha empeorado la salud mental

Por La Vanguardia  ·  10.04.2022

Desde los años 80, el número de enfermedades clasificadas como mentales se ha más que triplicado. Hoy en día, una cuarta parte de la población consume psicofármacos. Las bajas laborales por enfermedad mental no disminuyen, sino que aumentan. Las farmacéuticas siguen produciendo medicamentos antiguos y nuevos sin parar, que los psiquiatras recetan, también sin parar. Mientras, el número de enfermos mentales crece sin freno. ¿Y si la sobremedicación fuera la causa de que haya tantos enfermos mentales? ¿Y si los medicamentos no fueran tan efectivos como parece? ¿Y si tomarlos a largo plazo, en algunos casos, resultara perjudicial? ¿Y si los orígenes de la enfermedad no están en cada uno de los individuos afectados, sino en los sinsabores y frustraciones de las condiciones laborales, económicas y sociales?about:blankPUBLICIDAD

Todas estas preguntas hallan respuesta en Sedados. Cómo el capitalismo moderno creó la crisis de salud mental (Capitán Swing), el estudio que disecciona las interioridades del sistema de atención sanitaria en el ámbito de lo mental. Su autor, James Davies, psicoterapeuta que ha ejercido en el servicio de salud británico y profesor titular de Antropología Social y Psicoterapia en la Universidad de Roehampton, analiza con un alud de estudios científicos las disfunciones del actual sistema de diagnóstico médico y la sobremedicación, que tiene en el neocapitalismo el caldo de cultivo perfecto.

Un catálogo ‘hinchado’.  El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, conocido como el DSM en sus siglas en inglés, es, probablemente, “el libro que mayor influencia ha tenido en la historia de la salud mental”. En este volumen de casi mil páginas se detallan todos los trastornos de salud mental reconocidos por la psiquiatría y sirve de base para diagnosticar a millones de personas en todo el planeta. Desde los años 80 hasta la actualidad, se ha pasado de 106 trastornos a los 370 indexados en la actualidad. ¿Por qué? Davies expone varias explicaciones en su obra. Entre las más destacadas, que se incluyeran afecciones a partir de estudios poco elaborados y la existencia de vínculos entre las farmacéuticas y los científicos o médicos designados para avalar el ingreso de estas nuevas dolencias en el DSM. “Muchos de los que participaron en este manual tenían lazos económicos con las farmacéuticas y ello ha influenciado en el desarrollo del mismo manual”, explica Davies para Magazine Lifestyle, a través de videoconferencia.

Hemos bajado el listón en la  expandido la definición de trastorno mental, para así capturar más experiencias humanas”

James DaviesPsicoterapeuta que ha ejercido en el servicio de salud británico y profesor titular de Antropología Social y Psicoterapia en la Universidad de Roehampton

Si hay más enfermedades, habrá más consumo de psicofármacos. “Desde los ochenta se empezó a sobremedicar el sufrimiento –explica Davies–. Hemos bajado el listón de lo que constituye una enfermedad mental y, por tanto, hemos expandido la definición de trastorno mental, para así capturar más experiencias humanas. Esto ha creado un mercado gigantesco de tratamientos psiquiátricos mediante fármacos”. Trastornos dolorosos o preocupantes, intrínsecos a la experiencia humana (la pérdida de un ser querido, el temor a fracasar, el ansia por no llegar a final de mes, el bajón por no superar unas pruebas, el desamor, el miedo a hablar en público…) se etiquetan como enfermedades.Lee también

El reino de las farmacéuticas. Como “hemos etiquetado nuestras respuestas hacia la vida y lo que nos sucede como trastornos psiquiátricos que requieren de tratamiento”, no nos tiene que extrañar que las farmacéuticas hayan sido las principales valedoras del DSM y que estén detrás de muchos de los estudios de investigación sobre enfermedades mentales y financien las cátedras de psiquiatría de muchas universidades. Incluso facilitan a muchos médicos las plantillas para que diagnostiquen con precisión la dolencia del paciente que tienen delante. “Demasiados sufrimientos humanos acaban siendo diagnosticados como trastornos mentales, porque sin ese diagnóstico no podrían ser recetados con los fármacos necesarios y no habría negocio”, critica Davies.

Sobremedicación y medicación a largo plazo.  Estas décadas de presión farmacéutica, más el incremento de medicación y de diagnósticos mentales, han hecho proliferar estudios que han alertado sobre dos cuestiones: la sobremedicación y la posibilidad de que el consumo de psicofármacos a largo plazo no sea efectivo o que incluso sea perjudicial. “Para las angustias emocionales más severas, algún tipo de tratamiento con fármacos de corta duración está bien. Pero eso no es lo que se prescribe, sino que sobrerrecetamos y sobremedicamos problemas moderados, problemas sobre los que no hay ninguna evidencia que estos medicamentos sean efectivos”. En el libro, Davies cita multitud de estudios que son críticos con este hábito y afirma que mientras la medicina “ha progresado con asombrosa rapidez en los últimos cuarenta años”, los resultados clínicos en el campo de la psiquiatría y la salud mental “no solo se han mantenido generalmente invariables durante los últimos treinta años, sino que incluso han empeorado, según determinados parámetros” .

La culpa es tuya, ¡espabila!

“El sufrimiento, ahora mismo, se entiende como una causa que surge en el propio individuo, algo que lo envuelve y lo acompaña. El sistema convierte este sufrimiento en una oportunidad de mercado, de ganancias. Es tu culpa y no la culpa del mundo –subraya Davies–. Y tu recuperación se obtendrá en el preciso momento en que puedas volver al trabajo, porque eso es lo que marca tu sanación: volver a trabajar. La recuperación se mide por tu regreso a la productividad y tu incorporación a la economía. La industria farmacéutica ya ha dicho muy claramente que la depresión es mala para la economía y que los fármacos curan la depresión. Por lo tanto, estas drogas son buenas para la economía”.

Ver artículo original