10º Aniversario
¡El capitán cumple diez años!
descúbrelo

De la academia a las barricadas

Por El Confidencial  ·  10.11.2014

En un momento en el que, aparte de intervenciones puntuales en momentos de agitación, el star system intelectual parece más alejado que nunca de los movimientos políticos que han sacudido al mundo desde 2011, el antropólogo David Graeber reclama para sí la muy clásica figura del intelectual comprometido.

En su nuevo ensayo, Somos el 99% (Capitán Swing), Graeber asume gustosamente su papel de intelectual de cabecera del movimiento Occupy Wall Street, y se lanza a un género tan en boga como el del panfleto político con una mezcla de experiencias en primera persona como participante en el movimiento y de reflexiones políticas sobre sus temas centrales, en un estilo voluntariamente accesible y alejado de los cánones académicos.

David  Graeber ha sido una figura polémica desde hace años: en 2007 fue expulsado de su plaza de profesor en la Universidad de Yale. Además de por sus escritos sobre lo que él mismo denominó cómo antropología anarquista, una tipo de antropología política que enfatiza la ausencia de jerarquías en las sociedades primitivas, Graeber había adquirido notoriedad por participar activamente en el ciclo de movilizaciones antiglobalización, de Seattle en 1999 a Quebec en 2001.

En 2011, Graeber  publicó Deuda: los 5000 primeros años (Ariel), una de las obras más relevantes de las ciencias sociales de los últimos años y, además, sorprendentemente, a pesar de sus más de quinientas páginas, todo un best-seller. El libro defiende que la deuda, antes que un fenómeno económico, una cuestión moral y política que precede a la existencia misma del dinero. Esto le lleva, a través de una prolija argumentación histórica a sostener que el rechazo de la carga de la deuda cuando se percibe como una forma inmoral de dominación es tan viejo, y legítimo, como la propia deuda.

Esta declaración, le trajo a Graeber el odio de varios economistas académicos,escandalizados porque alguien les ponga en solfa en lo que consideran su terreno. En concreto, Bradford de Long, uno de los economistas de lo que se llamó Nueva Economía antes de que la burbuja tecnológica saltase en pedazos en 2001, y cercano al Partido Demócrata, se lanzó a uno de los trolleos más antológicos que se recuerdan en el medio académico y estuvo a persiguiendo a Graeber por Twitter durante casi un año con supuestos fallos de detalle de su libro.

En una evolución con un cierto aire de tendencia en los últimos años, conSomos el 99% Graeber se pasa del gran ensayo académico al panfleto político, y del ámbito de la economía al de la intervención política, en su caso del estudio sobre la deuda al llamamiento a fundar una democracia verdaderamente igualitaria.

Luces y sombras

Buena parte de su nuevo ensayo se centra en la narración de los hechos, losmotivos y las estrategias de Occupy Wall Street (OWS). Graeber, que no tiene problemas con el tamaño de su ego, se sitúa en un lugar central de la narración y llega a reproducir literalmente un email en el que queda claro que fue él quien propuso el nacimiento del término “99%” para caracterizar a los protagonistas del movimiento OWS y, por extensión, de las revueltas del resto del mundo.

Tomado de las estadísticas de desigualdad económica, este término, y su complementario, “1%”, se refiere a la colosal acumulación de riqueza y poder en unas pocas manos durante las últimas décadas. Estas gigantescas desigualdades entre los muy ricos (el 1%) y el resto de la población (el 99%) hacen que una gran mayoría de la ciudadanía de medio mundo esté más dispuesta que nunca a lanzarse por el camino del cambio democrático radical frente a unos gobiernos rendidos al poder del dinero. Un enfoque que inmediatamente anima a una muy útil comparación entre EEUU y otros contextos.

En lo que Graeber elabora esta tesis, va dejando apuntes muy valiosos sobre el papel de la deuda estudiantil en EEUU, la posición del Partido Demócrata o las lecciones a extraer del éxito de los neocon.

Especialmente interesante es su hipótesis de que la democracia americana nació de un combate entre proletarios, esclavos liberados, piratas y indios contra los “padres fundadores” de la Constitución americana, que ganaron estos últimos fundando una república oligárquica en vez de una democracia igualitaria. Otros temas, como, por ejemplo, los motivos de la decadencia de OWS los toca con brocha más gorda reduciendo los argumentos a letanías militantes -la poli nos pegó, los progres nos abandonaron, los medios nos silenciaron-  poco autocríticas.

Ver artículo original