A la cancha de Orlando donde se disputan las finales de la NBA la llaman la ‘burbuja’ porque está aislada para evitar contagios de coronavirus. Pero en los últimos tiempos, la mejor competición de baloncesto del mundo ha dejado de ser una burbuja política. Ahora, los jugadores son capaces de parar la competición por la violencia policial contra los negros, como ocurrió a finales de agosto. En las gradas, una pancarta gigante reza #BlackLivesMatter (las vidas de los negros importan). La NBA y sus estrellas, con LeBron James a la cabeza, están en la primera línea de la lucha contra el racismo.
Pero no siempre fue así. Hace 30 años, el gran ídolo se llamaba Michael Jordan y quería saber muy poco de compromiso racial, por más que un compañero de su equipo le insistiera en la importancia de que una figura mundial diera un paso al frente. Ese compañero se llamaba Craig Hodges (Park Forest, Illinois, 1960) y su activismo le pasó factura.javascript:false
Dos veces campeón de la NBA en los míticos Bulls de los 90 y tres veces campeón del concurso de triples, en el apogeo de su carrera se vio sin equipo en Estados Unidos, boicoteado por las grandes franquicias, que no querían a un jugador que denunciara el racismo, que se posicionase contra Nike o que reclamara mejores condiciones laborales. Ahora Hodges cuenta su vida en la biografía ‘Tiro de larga distancia’, que acaba de publicar en España la editorial Capitán Swing.
En la estela de Mohamed Alí, el jugador de fútbol americano Jim Brown o los atletas John Carlos o Tommy Smith, pioneros en la denuncia del racismo desde el deporte, Hodges fue protagonista de un gesto que dio la vuelta al mundo. En la tradicional visita que los campeones realizan a la Casa Blanca, él se enfudó un ‘dashiki’, una prenda tradicional africana, y le entregó al presidente de Estados Unidos, George Bush padre, una carta en la que le reclamaba medidas urgentes para favorecer a las minorías pobres del país.
«Como campeón de la NBA descubrí que tenía una plataforma para intentar ayudar a la comunidad de la que vengo. Cada uno toma su camino», dice Hodges cuando se le cuestiona sobre Michael Jordan. La relación entre el ’14’ y el ’23’ de los Bulls fue siempre agitada, y terminó de romperse cuando Hodges declaró al ‘New York Times’ que Jordan le estaba fallando a los negros. De la magnitud de la herida da una idea el hecho de que Hodges, pese a que evidentemente es alguien con mucho que contar, no fuera invitado a participar en el documental ‘The Last Dance’, que pone imágenes a los éxitos del equipo de Chicago. «Me temo que los directores no tenían interés en lo que yo pudiera decir», lamenta.
Hodges terminó su carrera de jugador en Europa (Italia, Turquía y Suecia) y volvió a Estados Unidos, donde entrena a conjuntos de categorías inferiores. «Aplaudo a los valientes hermanos que están peleando por cambiar las cosas», explica, antes de afirmar que Trump es un presidente «que divide el país». «Atiza el odio y tiene opiniones desconsideradas. No me siento orgulloso de él».
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