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Cory Doctorow: “Internet debe ser potable como el agua, hace siglos parecía imposible pero lo logramos”

Por El Mundo  ·  18.09.2022

Cory Doctorow: “Internet debe ser potable como el agua, hace siglos parecía imposible pero lo logramos”

El escritor de ciencia ficción y activista digital canadiense sintetiza en ‘Radicalizados’ (Capitán Swing) su comunitarismo con vetas libertarias en cuatro relatos con voluntad profética sobre los retos de un mundo en tensión e hiperconectado

QUICO ALSEDO 

21/09/2022 01:31

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Además de una ametralladora de palabras y de un nerd con gran orgullo nerd (traduzcamos nerd como gafotas), Cory Doctorow (Toronto, 1971) es un activista digital «de izquierdas», escritor de ciencia ficción, bloguero impenitente y en general luchador por los derechos en internet que nos atiende desde su casa de Los Ángeles y hasta se sorprende un poco cuando relata su periplo vital en este alocado y turbulento siglo XXI. «Sí, soy canadiense, pero también británico, porque cuando viví en Londres adquirí la nacionalidad británica. Y también soy, desde hace dos meses, estadounidense, he conseguido la nacionalidad aquí. Y mis amigos me preguntan: ‘¿Pero por qué quieres la nacionalidad de un país tan disfuncional justo ahora?’. Y yo les digo: ¿y por qué voy a querer vivir en un país así sin tener los mismos derechos que cualquier ciudadano?».

Doctorow es, de alguna manera, un concentrado de lo que su entorno fue filtrando en su interior durante su infancia y adolescencia. «Mi madre era una militante izquierdista, contra el aborto y la guerra. Mi padre también, llegó a ser candidato electoral en Toronto. Y hubo una mujer muy importante en mi vocación, alguien que me hizo ser quien soy».

Se refiere a Judith Merril (1923-1997), una de las primeras mujeres escritoras de ciencia ficción, además de activista trotskista en el Canadá del siglo pasado, y a la sazón amiga de los padres de Doctorow. «Cuando yo tenía 10 años, ella me pedía que le enseñara lo que estaba escribiendo, y me daba consejos. Cuando lo pienso alucino, es como si James Joyce te preguntara: ‘¿Qué andas escribiendo? Déjame verlo’».

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