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Cockburn ve posible terminar con el EI como “estado” pero no como movimiento

Por La Verdad  ·  30.10.2016

El escritor y periodista irlandés Patrick Cockburn afirma que “es posible terminar” con el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en cuanto “estado” con implantación territorial concreta, pero no tanto “como movimiento” y grupo terrorista.

En entrevista con Efe con ocasión de la presentación de la edición en español de su último libro “La era de la yihad. El Estado Islámico y la guerra por Oriente Próximo” (Capitán Swing), que tuvo lugar en Casa Árabe, Cockburn señaló que “es posible terminar con el EI a medio plazo” como un ente implantado en amplias zonas de Irak y Siria.

Sobre el concepto y la noción de estado que aplica el EI, Cockburn afirma en su libro que “es uno de los más extraños que jamás se haya creado”.

“El Estado Islámico quiere obligar a toda la humanidad a creer en su visión de una utopía social y religiosa existente en los primeros días del islám. A las mujeres las tratan como propiedad personal y las personas consideradas paganas pueden ser compradas y vendidas como esclavos”, resalta.

Cockburn incidió en que “el EI tiene múltiples enemigos, como Estados Unidos, Arabia Saudí o Rusia”, que ejercen ahora una fuerte presión para combatirlo, lo cual se evidencia en la ofensiva que el Ejército de Irak, con el apoyo de la coalición liderada por Washington, lleva a cabo para reconquistar la ciudad iraquí de Mosul.

Sin embargo, recalcó, acabar con el EI “como movimiento es mucho más difícil”, y ello se va a comprobar en la ofensiva sobre Mosul.

“No me cabe duda de que en los combates por Mosul el EI va a causar tantos muertos como le sea posible con el fin de causar el desánimo y, en último término, las disidencias entre sus enemigos”, subrayó Cockburn, considerado como uno de los periodistas mejor informados sobre Oriente Medio y autor de varios libros sobre la región.

“El EI va a recurrir a la guerra de guerrillas”, va a seguir utilizando el terrorismo urbano como parte de su estrategia y “va a seguir poniendo a los civiles como objetivo”, afirmó.

Este grupo terrorista “siempre actúa así cuando es derrotado en el campo de batalla. Forma parte de su estrategia” y de su concepto de la propaganda, de tal modo que “acaba dominando la agenda de los noticieros de televisión”, señaló.

A juicio de Cockburn, “el Estado Islámico tiene mucho interés en poner siempre a los civiles en su punto de mira, considerarlos como un objetivo”, en particular en las sociedades de aquellos países que para la óptica yihadista son sus enemigos radicales, como todos los de Occidente, y en particular -pero no solo- los europeos.

El EI “sabe que es muy difícil que los estados puedan garantizar de modo absoluto la protección de los civiles”, destacó Cockburn, quien ha sido corresponsal en Oriente Medio de medios como “Financial Times” o “The Independent”.

“Por ello -insistió-, el EI tiende a cometer acciones”, como los atentados de París, Bruselas o Niza, “en lugares donde puede obtener mucha cobertura mediática”.

En cuanto al origen del EI, Cockburn incidió en que la mala gestión de la invasión estadounidense de Irak, en 2003, que supuso el desmantelamiento del Ejército iraquí, “propició las condiciones idóneas” para crear este grupo yihadista (en un principio vinculado a la red Al Qaeda), en el que se alistaron muchos de sus antiguos efectivos.

En cuanto a la financiación del EI, Cockburn recordó que, en su momento, Arabia Saudí y Catar apoyaron ampliamente a la oposición al régimen del presidente sirio, Bachar Al Asad, que surge en 2011 como parte de las denominadas revueltas árabes; del mismo modo que Turquía ha funcionado como un importante punto de paso fronterizo de mercancías y combatientes desde y hacia Siria.

“La primavera árabe tuvo un componente progresista en ciertos países, pero no tanto en otros, como Libia o Siria, cuya oposición estaba apoyada por Arabia Saudí y otras monarquías del Golfo”, resaltó.

“Arabia Saudí no deseaba un régimen democrático en Siria o en Libia”, insistió el periodista.

Asimismo, Cockburn se refirió a las fuertes contradicciones que han caracterizado la visión de Occidente de lo acontecido en el Mundo Árabe desde 2011.

Así, por ejemplo, ” Occidente apoyó la rebelión en Libia porque en 2011 ya no le gustaba” el entonces dictador libio, Muamar al Gadafi; sin embargo, “no la apoyó en Baréin porque prefirió” el mantenimiento del “statu quo”, con una monarquía suní dominante frente a una mayoría de población chií que demandaba cambios urgentes.

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