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Cinco enfermedades en las que la medicina ignora a las mujeres: dolor, infarto y patologías autoinmunes

Por El Español  ·  26.11.2020

Las mujeres y los hombres somos diferentes en nuestra manera de sentir, de percibir la realidad, nuestra anatomía, y también nuestra forma de padecer enfermedades. Aunque muchas personas no lo sepan, los síntomas que desarrollan mujeres y hombres en algunas patologías pueden variar, igual que varían qué enfermedades padece más cada sexo. No investigar qué afecta más a las mujeres o su sintomatología específica ante diferentes enfermedades ha provocado que se las invisibilice, llegando a normalizar el dolor crónico o su excesiva medicalización.

La doctora Carme Valls Llobet, especializada en endocrinología y medicina de género, lleva 30 años investigando la situación específica de las mujeres y la salud, y trabajando para que se aplique “la ciencia de la diferencia” y “se atienda con igualdad”. “Igualdad significa que te has estudiado bien lo que le pasa a un sexo y a otro”, cuenta a MagasIN.

Actualmente es directora del programa Mujer, Salud y Calidad de Vida en el Centro de Análisis y Programas Sanitarios de Cataluña -una organización científica sin ánimo de lucro-, y comenzó a interesarse por la medicina con perspectiva de género tras acudir a un congreso en 1990.

“Mi ponencia central era sobre la morbilidad diferencial. Me había dado cuenta de que precisamente en endocrinología esperaban siempre en la sala de espera más mujeres que hombres”. Algo que, como ella misma dice, no le habían contado en la universidad. “La patología de tiroides y la diabetes, por ejemplo, eran de predominio femenino”.

Con la evidencia empírica que había vivido en su consulta, se puso a buscar “si había diferencias en el enfermar de los dos sexos”. Entonces comprobó que especialistas de todo el mundo hacían investigaciones similares en otros campos y que la endocrinología no era un caso aislado. 

Portada ‘Mujeres invisibles para la medicina’.

Aunque ha habido “avances en investigaciones parciales”, la doctora Valls aboga por que se incorpore la perspectiva de género en todas las asignaturas relacionadas con la salud (incluyendo las carreras de Medicina, Psicología o Enfermería). Para poner su granito de arena, en 2006 publicó su libro Mujeres invisibles para la medicina. Ahora lo ha editado y actualizado, y tiene como fin “ser una síntesis de lo que hasta ahora conocemos de la diferencia”.

El texto se centra en la salud de la mujer en una gran variedad de campos: psicológica, salud laboral, sexualidad, adicciones, esperanza de vida… Hace un recorrido por casos reales en los que se infravaloró la gravedad de sus síntomas, y analiza su estado actual teniendo en cuenta la situación social y cultural de la mujer, los datos disponibles sobre sus patologías y todo lo conocido de las enfermedades que más padecen. 

Así, muestra que uno de los problemas más extendidos en la medicina actual es la excesiva medicalización de la mujer. “La tendencia de lo que le ocurre a la mujer es que le pase lo que le pase, le das una pastilla. Si es la menstruación, anticonceptivo; si te dice que está cansada, a lo mejor tiene estrés, así que le doy un antidepresivo; si dice que está ansiosa, un ansiolítico… Hay que mirar la causa. Esto es lo que cuesta más”. 

La doctora Valls también subraya la falta de investigaciones que tengan en cuenta a las mujeres y su ciclo menstrual, para saber realmente cómo les afecta, por ejemplo, los nuevos fármacos. “En los estudios, las ratas de laboratorio se utilizan para investigar los fármacos para el corazón son: el 75% macho, el 3% hembra y el otro 20% no te ponen qué son, algo que ya es un gazapo total. Dicen: ‘No, es que es muy lioso estudiar a las ratas hembra porque tienen el ciclo estral (algo parecido al ciclo menstrual)’. Los seres humanos lo vamos a tener desde los 10 hasta los 55 años. ¿Eso qué? ¿No los estudiamos?”, se pregunta. 

Teniendo en cuenta estas nociones básicas de cómo la medicina trata a las mujeres, aquí hay cinco patologías y ámbitos de estudio en los que la doctora Valls considera que hay que poner el foco porque, hasta ahora, las han invisibilizado:

1. Dolor crónico

“Mujer enferma, mujer eterna”. Tanto se ha normalizado que las mujeres sufran dolores que incluso está incorporado en nuestro refranero popular. Desde la menstruación a dolores en las articulaciones o el cuerpo de los cuales se desconoce su origen exacto, muchas mujeres han padecido dolores crónicos durante gran parte de su vida sin que se haga nada, más allá de recetar pastillas que lo suavicen. Concretamente, un 17% de la población española vive con dolor crónico, de los cuales alrededor del 70% son mujeres. Pocas veces se llega a la causa concreta que lo provoca. 

“Hay una miscelánea de dolores a la que hemos puesto una etiqueta que es la fibromialgia, aunque no está claro que sean debidos a una enfermedad. Puede ser que sea una manifestación de carencias que no hayamos entendido que tienen una relación”.

Este tipo de dolores también lo padecen algunos hombres, principalmente a partir de los 60-65 años. En este sentido, la doctora Valls destaca que “la parte de ignorancia que tiene la medicina sobre estos temas, tanto en hombres como mujeres, se parece. Nos falta estudiar bien las enfermedades crónicas”.

2. Ciclo menstrual

Las mujeres son cíclicas y esto altera por completo la forma en que sus cuerpos manifiestan la sintomatología de algunas enfermedades. A pesar de su gran trascendencia, “es una diferencia básica poco estudiada y poco comprendida”.

“En la mujer, el estrés físico y mental pueden alterar el ciclo menstrual, cosa que no le pasa al hombre porque no tiene ciclo”. Esto puede provocar que “en un hombre se manifieste el estrés físico con un infarto, y en una mujer con una alteración del ciclo que produzca un exceso de menstruación”. Mientras el infarto se trata como algo grave en cuanto se identifica, en muchas ocasiones la primera solución para una menstruación muy abundante es recetar la píldora, invisibilizando así la gravedad real de la situación. 

3. Enfermedades autoinmunes

Las enfermedades autoinmunes podrían estar englobadas hasta cierto punto dentro del dolor crónico, pero merecen un apartado diferente debido a su gravedad. Son aquellas que se producen cuando el sistema inmunitario del cuerpo, en vez de protegerlo contra las enfermedades, ataca a las células sanas por error. 

Pueden afectar a muchas partes del organismo, se desconocen sus causas, son de predominio femenino y, tal y como afirma la doctora Valls, “todavía reciben pocos recursos para ser investigadas correctamente”. Algunas de las más conocidas son el lupus, la artritis reumatoide o el síndrome de Sjögren

4. Trastornos mentales

Hay muchos factores biológicos que pueden generar trastornos mentales. En el caso de la depresión, por ejemplo, una posible causa es sufrir hipotiroidismo. Las anemias crónicas y congénitas (que tienden más a padecer las mujeres) también pueden generar estados depresivos.

Pero, de nuevo, hay muchas ocasiones en las que no se llega a la raíz del problema, y eso provoca que el 85% de los psicofármacos se administren a mujeres.  

5. Enfermedades cardiovasculares

Este tipo de patologías siempre se han relacionado más con los hombres. Todos sabemos los síntomas de dolor de pecho y que se duerma un brazo al sufrir un infarto. Pero que se conozcan más casos de hombres no significa que las mujeres no lo sufran. El problema, otra vez, es la falta de conocimiento con respecto a los síntomas. 

En un punto de Mujeres invisibles para la medicina, se muestra el caso de una mujer cuyos primeros síntomas de una insuficiencia cardiaca son: cansancio, confusión mental y sueño. Se la deriva a Psiquiatría donde le recetan sedantes y antidepresivos. No mejora y, meses después, por fin le realizan un electrocardiograma que muestra una miocardiopatía dilatada. 

La doctora Valls utiliza este esclarecedor ejemplo para mostrar la minimización de los síntomas de las mujeres y la falta de estudio que hay al respecto, en este caso en lo que atañe a las enfermedades cardiovasculares. No obstante, considera que en este campo de ha mejorado porque “fue la primera denuncia” contra la diferencia de género en la medicina y, por lo tanto, “hay más referencias”. “Incluso se ha demostrado que hay diferencias en la forma que tienen los electrocardiogramas de mujeres y hombres”, sostiene. 

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