Publicado en España por Capitán Swing, es un magnífico manual para ser conscientes de la importancia que tiene algo tan habitual y humano como el habla, y de los beneficios que tiene en nuestra vida saber gestionarla.
Son muchos los escritores, filósofos y pensadores que, a lo largo de la Historia, han reflexionado sobre la importancia de la palabra, o del silencio. Pero pocos nos han dicho tan tajantemente como Dan Lyons que lo que necesitamos es callarnos. Escritor y periodista, para algunos es el «Mark Twain de Silicon Valley«. Y de su propia experiencia verborreica nació el libro que necesitas para vivir con menos ruido y conocer el poder del silencio.
Con el título de Cállate: el poder de mantener la boca cerrada en un mundo de ruido incesante (Capitán Swing), Lyons ha escrito un breve ensayo en el que reflexiona sobre el derroche de palabras propio de estos tiempos de redes sociales, las diferentes personalidades de aquellos que siente la necesidad de compartirlo todo, verbalmente hablando, el mansplainning y su versión interruptora, o los beneficios del silencio y la contención.
Poco más de doscientas páginas en las que Lyons, que tuvo varios problemas laborales y personales por su incapacidad para pensar mejor lo que iba a decir, o simplemente para guardar silencio, analiza el poder de mantener la boca cerrada en diversos ámbitos, como herramienta de negociación, en reuniones de trabajo o en nuestro día a día con la familia.
Los hombres y el silencio, historia de una incompatibilidad
Lyons arranca su análisis ayudándonos a distinguir si somos, o si conocemos, a algún hablador compulsivo. Los hay de seis tipos, desde los egohabladores que hablan en voz alta y saben de todo, a los habladores nerviosos. Los que piensan en voz alta, reflexivos, si además carecen de filtro pasan a ser locuaces, los que solo dicen tonterías y cuentan siempre lo mismo, los charlatanes, y los adictos, compulsivos y autodestructivos, completan la clasificación.
El autor, que dedica unas páginas a explicar su problemática experiencia personal, no duda en reconocer que los «hombres somos los reyes de la verborrea. Avasallamos. Acaparamos». Y en todo ese torrente de palabras y anécdotas, que van desde lo más banal a lo supuestamente trascendental, las mujeres nos convertimos en un «daño colateral». «Explicamos, interrumpimos y damos «manálogos», confiesa. Según un estudio consultado por Lyons las mujeres sufren mansplaining hasta seis veces a la semana, más de 300 al año.
A los hombres les gusta explicar cosas. / JASON GOODMAN/UNSPLASH
Lyons, que vivió con estupor cómo su mujer fue acosada durante un turno de preguntas, señala que los hombres hablan más de lo debido de forma tan constante y regular que se ha normalizado. «De hecho, es raro que no ocurra», apunta. Y además de hablar más de la cuenta, también son quienes más interrumpen, a pesar de que en todas las culturas existe el estereotipo de que somos las mujeres las que hablamos más.
El autor no solo analiza el entorno laboral o social sino que también se adentra en la importancia que el habla tiene en las relaciones familiares. Y apunta que él mismo ha podido comprobar que «verdadero superpoder de callarse es que, además de ayudarnos a nosotros, ayudamos a los demás. Mejoramos sus vidas. Los hacemos más felices. Al callarnos construimos relaciones interpersonales más fuertes y sanas con todos los que forman parte de nuestra vida.»
Enfadarse en la red, enfadarse en la vida
Pero en estos tiempos el habla no se limita a lo personal y físico, sino también a aquello que expresamos en el ámbito digital. Son varios los ejemplos que encontramos en el libro publicado por Capitán Swing sobre las consecuencias que tiene perder el control en las redes. Pero es que además Lyons se interesa por evidenciar cómo las redes sociales nos impiden disfrutar del silencio y nos sumergen en una indignación que permanece en nuestro estado de ánimo.
Según apunta el autor, «los investigadores han descubierto que las personas que despotrican en Internet tienden a enfadarse más en su vida personal. El enfado que experimentamos en Internet se queda con nosotros cuando desconectamos«. Lyons rememora los primeros años de internet, cuando «pensábamos que Internet sacaría lo mejor de nosotros, pero ha sacado lo peor. Pensábamos que Internet nos uniría. Sin embargo nos ha separado».
El remedio que propone el escritor y periodista no es nuevo: reducir el uso de todo lo que rodea a la red, desde redes sociales hasta plataformas de streaming, para «proteger nuestra cordura» y «salvar la civilización». Y para ello nos recomienda instalar aplicaciones que nos muestren el tiempo que pasamos en línea, para ser realmente conscientes, desinstalar las aplicaciones de redes sociales o reducir nuestro tiempo de disponibilidad al teléfono.
El silencio y la escucha, remedios eficaces
Obviamente, después de exponer el panorama verbal al que nos exponemos cada día, Lyons ofrece recomendaciones para soportarlo o remediarlo que él mismo ha puesto en práctica. Para quienes son conscientes de que forman parte del grupo de habladores compulsivos el autor ofrece pautas, a primera vista sencillas, como «cuando sea posible, no decir nada» entre otras.
Llegados a este punto, es importante señalar que Dan Lyons no está en contra de que hablemos, sino que recomienda no hablar de más o no hacerlo trivialmente. Y también dedica un capítulo de su libro a los beneficios de una buena conversación. Según los estudios de Matthias Mehl, psicólogo de la Universidad de Arizona, «las buenas conversaciones tienen un efecto tan profundo en el bienestar emocional que podrían» ser un elemento esencial para disfrutar de una vida satisfactoria«.
La mejor forma de conseguirlo es, para el periodista, «suscitar conversaciones significativas es haciendo preguntas». Lyons añade que también es importante saber apreciar los silencios, manejarlos y no ponerse nervioso ante los mismos. Y, por supuesto, ser proactivo, porque «no escuchar es la otra cara de hablar en exceso e igual de letal». En las últimas páginas, el autor ofrece varios ejemplos de personalidades exitosas que destacan por su capacidad para guardar silencio o para saber escuchar, como Jeff Bezos, Angela Merkel o Barack Obama.
El libro de Capitán Swing también es un estupendo manual para aquellos que conviven en su día a día con personas que lo cuentan todo en cualquier sitio, que se dan importancia con cada uno de sus comentarios o que insisten en relatar algo interrumpiéndonos. Lyons nos refiere, en este último caso, a la autora Soraya Chemaly, que recomienda que practiquemos a diario tres frases: «deja de interrumpirme», «eso lo acabo de decir yo», «no necesito explicaciones».
Por su parte Joanna Wolfe, profesora de la Universidad Carnegie Mellon, propone un «enfoque futuro positivo», en el que nos reafirmemos sin sufrir una penalización social. Para ello, en lugar de expresar enfado o sentimientos negativos, nos recomienda adentrarnos en lo positivo. Y aunque pedirle a alguien que respete nuestro turno es muy satisfactorio, sin duda lo que más ganas tengo de poner en práctica son los baños de bosque, para sumergirnos en el verdadero silencio sin miedo a que nos sobresalte otra anécdota irrelevante.
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