La depilación no es libre, asegura Bel Olid en su ensayo A contrapelo. O por qué romper el círculo de depilación, sumisión y autoodio (Capitán Swing /Grup 62), que llega este viernes a las librerías. Una afirmación que argumenta, asegurando que no se trata de una elección personal, sino, más bien, de una elección forzada por una amenaza social. “Muchas veces lo hacemos porque no tenemos ganas de aguantar comentarios negativos. Nadie se siente cómodo si es juzgado”.
Pese a que cada vez sean más los personajes públicos que opten por no depilarse, la igualdad en este aspecto (y en algunos otros) está lejos de alcanzarse. Hace no tanto, por ejemplo, se hizo viral la imagen de Amaia, ganadora de Operación Triunfo, que fue fuertemente criticada por subir una foto con las axilas sin depilar. “Esta es una clara muestra de que no tenemos libertad para hacer lo que queremos”, insiste la autora a La Vanguardia. “Evidentemente, nadie viene a apuntarte con una pistola, pero pueden llegar a resultar agotadoras algunas miradas, así como determinadas opiniones, la mayoría de ellas de desconocidos, que en cierto modo nos presionan. Tú lo que quieres no es depilarte, tú lo que quieres es aligerarte de esa presión social. El libro no va en contra de que la gente se saque los pelos, sino que va en contra de ese peso que nos ha impuesto la sociedad.”.javascript:falsePUBLICIDAD
Presión social
Nadie se siente cómodo si es juzgado”
BEL OLID Escritora
En este sentido, asegura Olid, “tenemos que reflexionar y comprender que, la mayoría de veces, esa negatividad llega de gente que no tiene ningún poder sobre mi vida y, comprende, que el hecho de que un desconocido se preocupe por si tengo o no pelo en las piernas, en las axilas, o donde sea, me tiene que preocupar entre cero y menos diez mil”. No obstante, admite, “reconozco que esto es algo complicado ya que nos viene impuesto en la educación desde que somos niñas. Y esto es preocupante, porque les estamos enseñando, aunque sea de forma indirecta, que lo más importante en su vida será agradar a los otros. Esto en algún momento se tiene que cortar, y las que tenemos la suerte de permitírnoslo, pues ya rompemos con esta norma social”.
Otra cosa que preocupa a la escritora es el bullying que puede llegar a generar el vello en las aulas. “Hay niñas que durante la pubertad les empieza a salir pelo antes de tiempo. Generalmente, cuando esto ocurre, empiezan a ser acosadas por algunos de sus compañeros. Entonces, para evitar que esto ocurra, acabamos depilándolas. Es decir, no hay pelo pues no hay acoso. Lo que hay que tener claro es que no se meten contigo porque tengas pelos en las piernas, sino porque son unos acosadores. El mensaje que deberían dar los profesores es que el cuerpo de las compañeras no se comenta. Y punto. Y si no te gustan sus pelos, no los mires. Pero claro, independientemente de que se de o no este discurso, se acaba primando el rasurarlas a ellas”.
Vello y acoso escolar
El mensaje que deberían dar los profesores es que el cuerpo de las compañeras no se comenta. Y punto. Y si no te gustan pelos de las compañeras, no los mires. Sin embargo, para evitar el acoso, acabamos depilándolas a ellas”
BEL OLID Escritora
Otra de las mentiras que asegura Olid que escuchamos diariamente es que nos depilamos por higiene. “Esta es la mentira más grande de todas. Es como si digo que yo fumo porque es saludable. Pues no, tú fumas por otros motivos que desconozco. La evidencia científica dice además todo lo contrario, es decir, que lo que es antihigiénico es no ir depilado. De hecho, muchas lo podrán corroborar, pero los propios ginecólogos también, huelen más sin pelos, me refiero en este caso en los genitales, porque todas las bacterias que antes quedaban atrapadas en el vello ahora pasan a la piel. Además, es un claro foco de infección, ya que dejamos la piel al descubierto en el área genital”.
En su ensayo, Olid también aborda el tema de la depilación en los hombres, y recuerda que “igual que hay el mandato sobre la feminidad, también lo hay sobre la masculinidad. Desde hace unos años, se ve aquí un negocio y empiezan a aparecer muchos productos para cuidados para hombre. Creen que así se fomenta la igualdad, pero lo que quiere la industria es que se consuman estos productos. La igualdad podría ser perfectamente que ninguno nos depiláramos, pero claro, eso no interesa. Entonces llega la campaña de estos productos para ellos. Y resulta curioso, no sé si la gente se ha fijado, pero los anuncios de este tipo de productos representan a un hombre agresivo, que parece preocupado por demostrar que son el triple de machos. Es decir, depílate pero sé violento y agresivo. No dejes aflorar ni un gramo tu feminidad”.
Metrosexualidad
Igual que hay el mandato sobre la feminidad, también lo hay sobre la masculinidad”
BEL OLID Escritora
Así, apunta, “yo lo que pediría a los hombres, primeramente, es que no caigan en esa trampa. Depilarte es una pérdida de dinero, de tiempo y de dolor. Y, por otro lado, les pido que nos ayuden y que se conviertan en un agente de cambio. Que nos ayuden a rebajar la presión sobre el cuerpo de las mujeres. Y eso se hace tratando nuestros cuerpos como les gustaría que trataran los suyos”.
Olid, reconoce, hace ya un tiempo que no se depila. Y, admite, “no ha sido un proceso tan fácil como pensaba. Ha sido una lucha con todo lo que me han enseñado durante toda mi vida. Me costó unos años ponerme ropa tradicionalmente femenina, como puede ser una falda o un vestido, porque no me sentía cómoda. En cambio, si iba con pantalón corto, los pelos no me molestaban tanto. Reconciliar esta idea de que las piernas sin depilar también pueden ser femeninas ha sido un proceso”.
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