Karl Polanyi (1886-1964) fue un cientIfico social en el sentido más noble y riguroso del término. Entendió que la sociologia no puede separarse de la historia y que ambas dehen ofrecernos una vision global con base empIrica de la sociedad humana. Fue un gran estudioso de la historia económica que combatió la falacia economicista de creer que la economía es un modelo independiente de la sociedad y puede entenderse al margen de ella.
También reivindicó una sociologfa historica capaz de vincularse alas problemáticas prácticas y morales del presente. En estos sentidos podemos considerarlo como una clara influencia de uno de los sociologos históricos más brillantes de nuestra época, Immanuel Wallerstein.
Este mismo reconoce no solo esta influencia sino también la utilización como instrumentos teóricos fundamentales en sus análisis de los tres comportamientos económicos descritos y explicados por Polanyi: Ia reciprocidad, la redistribución y el intercambio. Se abre de esta manera un horizonte mucho más amplio para la izquierda que el ofrecido por la tradición marxista más escolástica.
La gran obra de Polanyi es La Gran Transformación, escrita en 1944 y fundamental para entender la lógica real del capitalismo. Los estudios contenidos en el libro que nos ocupa lo que hacen es desarrollar los conceptos elaborados en anterior. El sustento del hombre es un trabajo muy interesante pero muy desigual, ya que la primera parte es imprescindible para un ciudadano crítico, mientras la segunda es un estudio más especIfico sobre la economIa de la sociedad griega.
Lo que desmonta el autor en Ia primera parte es to que llama la falacia económica que considera a ésta como una teoría formal sobre el sistema de mercado. La vinculación entre comercio, mercado y dinero tiene, desde la documentación histórica objetiva, orIgenes diversos y relaciones diversas y no responde a una lógica unitaria que va de lo más simple a lo más complejo, como pretenden los teóricos liberates.
El determinismo economico que considera que el hombre se mueve por necesidad o por afán de ganancia, le parece a Polanyi un axioma puramente ideológico. Lo que Ie interesa a nuestro autor es Ia economIa sustantiva, que es la manera en como los seres humanos buscan el sustento que necesitan. La realidad humana básica que hay detrás de esta actividad es el vehículo necesario del hombre con la naturaleza y con la sociedad, no la de individuos atomizados que compiten entre sf. La economía real es el proceso institucionalizado de interacción para satisfacer las necesidades materiales. Hay que señalar la importancia del trabajo y de Ia tierra, que solo muy tardiamente aparecen como algo que se puede comprar. La economla está insertada en la sociedad y sólo a partir del siglo XIX se entiende como algo separado.
Polanyl analiza el papel del comercio, del dinero y dcl mercado en to que llama la sociedad primitiva y arcaica (a la que también podríamos llamar tradicional), es decir en las sociedades precapitalistas.
Constata realidades muy diferentes a los tópicos que nos venden los ideólogos del capitalismo, como por ejemplo que el comercio exterior es anterior al interior y no la derivación natural de éste. Una de las funciones del dinero es ser una forma de pago, pero éste no ha tenido históricamente esta sola función, tal como ocurre en el capitalismo. Tampoco los precios del mercado han fluctuado siempre entre la oferta y la demanda, ya que a veces han sido fijos. La realidad se resiste, en definitiva, a la ideologia legitimadora y sólo una tergiversación histórica sistemática permite entender la historia económica tal como la presenta el liberalismo económico. El debate sobre la economía socialista es uno de los más importantes y peor resueltos por la izquierda transformadora.
Como ya ban planteado teóricos imprescindibles de la izquierda radical, el socialismo no es incompatible con el mercado, sino con la lógica del capitalismo. Esta, tal como nos ha enseñado Wallerstein, es la de acumulación de capital, que necesita del Estado para intervenir a su favor, aunque sea en contra del Mercado. No tiene sentido plantear que el socialismo sea la defensa del Estado intervencionista y el capitalismo la defensa del mercado libre: este mal planteamiento conduce necesaniamente a un callejón sin salida o a una mala solución, como histónicamente hemos comprobado. En todo caso son mucho más ricos y más valiosos para la izquierda transformadora. Los análisis crIticos y rigurosos como el de
Polanyi que no las cantinelas de la izquierda dogmática.
La lectura de este libro es muy útil para entender la sociedad desde su aspecto económico y demuestra que cualquier lector interesado puede acceder a lo que algunos presentan interesadamente como modelos matemáticos sofisticados al alcance exclusivo de los supuestos expertos.
Luis Roca Jusmet
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