Barry Lopez: «Los seres humanos serán la causa principal de la Sexta Extinción»

Por The Objective  ·  19.03.2018

En la Antigüedad se consideraba el Ártico como un lugar inaccesible, la mítica Hiperbórea, un paraíso de árboles frutales y cielos azules, fértil incluso en invierno. Hoy sabemos que el ecosistema más joven del Planeta -tiene 10.000 años, mucho menos que la raza humana- es una inmensidad helada donde el día no comienza de nuevo a diario, las condiciones meteorológicas son violentas e imprevisibles y el horizonte se confunde con el hielo produciendo espejismos solares, fenómenos tan mágicos como el efecto fata morgana, una ilusión óptico debida a una variación de la temperatura que nos hace ver castillos como los de los cuentos de hadas colgados del cielo. Y cuando el Ártico entra en nuestro interior, cuando aprendemos a observarlo de verdad con los ojos de los nativos, nuestra percepción cambia, establecemos, como dice el escritor y científico Barry Lopez, una relación con la Naturaleza de ‘aprendiz’ y ‘maestro’.

El estadounidense Barry Lopez es uno de los mejores escritores de naturaleza que existen en la actualidad, quizás el mejor. Cuando en los años 80 publicó ‘Sueños Árticos’ (ed. Capitán Swing), hoy un libro de referencia sobre el Lejano Norte, consiguió poner palabras a algo tan inconmensurable como el desierto helado, narrando incluso las vidas más diminutas, los secretos del oso polar, las creencias ancestrales de los inuit, la historia del hielo…, con una mezcla de ensayo científico y antropológico y un lirismo difícilmente igualable. Dice que si escribiera ‘Sueños Árticos’ hoy sería otro libro, de la misma forma que el Ártico ya es otro: el calentamiento global, la acidificación del agua y las perforaciones petroleras están cambiando el paisaje. “El problema es la vieja visión de que el Homo Sapiens es la pieza central de la Creación, cuando de hecho es otro primate más que parece estar trabajando diligentemente para su propia desaparición”, asegura.

“Los ancianos en las sociedades tradicionales nos enseñan la importancia de la comunidad” – Barry Lopez.
Los esquimales nos llaman ‘la gente que cambia la Naturaleza’, y no es para menos. Según un estudio realizado en 2005 por Arctic Climate Impact Assessment (ACIA), el Ártico se está calentando casi dos veces más rápidamente que el resto del planeta y en 2017 llegó a mínimos históricos, muy a pesar de que gobiernos como el del presidente Trump califiquen el cambio climático de farsa y de que nosotros vivamos pensando que lo que ocurra en el Polo Norte no nos afecta lo más mínimo. Hoy viajamos al desierto polar que nos describe ‘Sueños Árticos’ (y el futuro que se avecina) junto a Barry Lopez, el hombre que conversa con la Naturaleza.

Robert Macfarlane escribió sobre usted que su estilo es tan austero como el paisaje que describe. ¿Para escribir sobre el Ártico tuvo que permitir que esa inmensidad helada entrase en usted?
Me veo a mí mismo como a un estudiante. Cuando escribo sobre algún lugar lo pienso más bien en términos de aprendizaje, en una relación de mentor estudiante. Si el trabajo que hago tiene que ser bueno, la clase debe prolongarse a muchas sesiones por un largo tiempo. Realicé diecisiete viajes al Ártico en el proceso de escritura de ‘Sueños Árticos’.

Los esquimales nos llaman ‘Las personas que cambian la naturaleza’. El cambio climático es uno de nuestros principales problemas como sociedad, pero no es una prioridad para nuestros gobiernos. El presidente Trump, por ejemplo, dijo que el calentamiento global era una farsa. ¿Acabaremos destruyendo la Tierra o la Naturaleza se revelará antes contra nosotros?
La torpeza de varios gobiernos occidentales en cuanto a su aproximación al cambia climático global, la acidificación del océano o la diversidad biológica tiene más que ver con su deseo de perpetuar el capitalismo. Sin que exista una voluntad de que haya un cambio fundamental en la estructura de las economías de Occidente no conseguiremos solventar estos problemas. Asimismo, es imposible que la humanidad destruya el Planeta, y la “Naturaleza” no tiene ningún interés en revelarse contra nosotros. El problema es la vieja visión de que el Homo Sapiens es la pieza central de la Creación, cuando de hecho es otro primate más que parece estar trabajando diligentemente para su propia desaparición. Es probable, cuando su tiempo haya pasado, que haya tenido un impacto asombroso en la diversidad biológica y haya sido la causa principal de la Sexta Extinción. Como ha sucedido con las cinco extinciones previas en la historia de la Tierra, la vida volverá a florecer aunque no creo que el Homo sapiens forme parte de ella o será un primate diferente.

Escribe en ‘Sueños Árticos’ que los científicos están interesados en los datos, pero no escuchan a las personas nativas que han vivido en el Ártico durante muchos siglos. ¿Qué podemos aprender de las comunidades tradicionales? ¿Son más felices que nosotros?

El problema al que se refiere, que los biólogos de campo raramente preguntan a los nativos sobre la biología y ecología de los animales que están estudiando, es una pequeña parte de un problema mayor, no solo en biología sino también en la política. En Occidente hemos estado haciendo oídos sordos a las sociedades tradicionales desde que Colón partió hacia las Américas. Hay mucho que aprender de las sociedades tradicionales y, por supuesto, de las culturas no occidentales. En mi experiencia con esas otras poblaciones, diría que lo esencial que tienen que enseñar es la importancia de la comunidad. Los ancianos en esas poblaciones toman decisiones que aseguran que nadie quedará atrás, que la comunidad perdure. No buscan la perpetuación de ciertas clases de personas a expensas de otras clases de personas.

¿Cómo puede un lugar como el Ártico cambiar nuestra perspectiva del mundo, nuestra forma de pensar?
Lo que cualquier lugar no desarrollado enseña es la santidad, si se quiere, de un sistema de relaciones autorreguladoras y sostenibles. En otras palabras, no tienes que salir de Madrid o Barcelona para entender el cambio climático global, por ejemplo. Solo necesitas ver el mundo en el que vives de manera diferente. La clave para la supervivencia humana radica en el mantenimiento de las relaciones que aseguran la longevidad de la comunidad. Lo que hace que Trump sea tan horroroso es que sus decisiones se toman para garantizar el bienestar de una pequeña porción de la sociedad estadounidense, el llamado 1%, y lo está haciendo con éxito en un país que todavía cree que es una democracia.

‘Sueños Árticos’ se publicó en los años 80. ¿Habría escrito el mismo libro hoy?
No, sería un libro diferente. Tendría que abordar el cambio climático global, por ejemplo, y la búsqueda de petróleo y gas a medida que se derrite el hielo, y los planes para establecer plataformas de perforación en el Océano Ártico. La esencia de ‘Sueños Árticos’, sin embargo, reside en algo intemporal, que es una conciencia del mundo exterior al yo. En ese sentido, no es un libro que se puede actualizar. Funciona en la mente más como una novela que como una guía.

Se dice que solo podemos nombrar lo que existe, pero los esquimales usan muchas palabras para describir el color blanco y viven en contacto con la tierra. ¿Cree que viviendo en ciudades, lejos de la naturaleza, hemos empobrecido nuestro idioma?
No creo que vivir en una ciudad afecte al lenguaje de alguien. Los esquimales no tienen tantas palabras para el blanco o la nieve. La amplia gama de su vocabulario con respecto a la nieve reconoce, por ejemplo, la textura y la utilidad. Lo que puedes ver en la ciudad no es tanto el resultado de vivir en un entorno urbano, sino lo que sucede cuando la tecnología afecta de manera inusual a los idiomas de las personas. Las formas de comunicación atenuadas, inexpresivas y cliché en Twitter y en el correo electrónico se han arraigado tanto en la vida cotidiana que gran parte del lenguaje hablado ahora parece depauperado. También el lenguaje de la publicidad impulsa la patología del consumismo. Una de las cosas más refrescantes de residir por un tiempo con los indígenas es que no están hablando de programas de televisión, celebridades o la “última” versión de cualquier cosa.

Me sorprendió saber que los seres humanos siempre hemos causado la extinción de otras especies. Luego somos depredadores naturales…
Sí, los seres humanos han llevado a varios animales a la extinción y la escala de la misma solo ha aumentado durante el Holoceno. En cuanto a ser depredadores naturales, creo que el Homo sapiens debe verse como un omnívoro, no como un carnívoro, y ciertamente no es lo que los científicos llaman un carnívoro obligado, que es un animal que debe matar y comer a otros animales para poder sobrevivir. Somos carnívoros facultativos, lo que significa que podemos sobrevivir con la carne que conseguimos como cazadores, o con los alimentos que cultivamos como jardineros, o con ambos. De nuevo, una vez que imaginas que todos los seres vivos existen en buenas relaciones, compartiendo el mismo universo moral, no tienes el problema de cazar criaturas hasta la extinción. Nadie, por supuesto, queda libre de culpa. No podemos caer en la trampa de decir algo genérico como: “Las sociedades tradicionales nunca cazaron ningún animal hasta el punto de la extinción”. Lo hicieron. Todos los seres humanos tienen la capacidad de hacer esto. El “cambio de mentalidad” al que me refería anteriormente incluye despertar a la conciencia de los límites de los recursos en la Tierra -petróleo, agua dulce, alimentos- y enfrentarnos al crecimiento exponencial de la humanidad. Esto se reduce a las matemáticas simples. Para sobrevivir, necesitamos cambiar nuestro comportamiento. Y, diría que tenemos que cooperar entre nosotros a un nivel sin precedentes. El nacionalismo, incluidos los Estados Unidos, es en realidad un tribalismo beligerante o intolerante. El nacionalismo como postura política es xenófobo. Representa el miedo que siente la gente cuando conoce a alguien que no imagina el mundo de la misma manera que ellos. Cualquier esfuerzo por mejorar el estado de la humanidad en todo el mundo necesita inventar formas de cooperación sin precedentes.

Ha viajado por muchos países y estudiado muchos entornos naturales diferentes y extremos. ¿Qué lugar le conmovió más?
El lugar que más me ha conmovido es donde vivo. Mi casa se encuentra en una zona rural de Oregón, rodeada por una selva tropical de zona templada en la ladera oeste de las montañas Cascade. El salmón silvestre engendra frente a la casa. Beaver vive en la orilla del río. Es común ver animales salvajes casi a diario en los bosques circundantes. Yo diría que este es el único lugar en el mundo que me ha afectado más profundamente, porque he vivido aquí, en la misma casa, durante 48 años. Es el lugar con el que he tenido la conversación más larga. Cada año la conversación profundiza.

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