«Al fascismo no se le discute, ¡se le destruye!».
Con esta la máxima se abre Antifa (Capitán Swing), el manual antifascista que ha escrito el historiador Mark Bray. Se trata de un trabajo de investigación basado en 61 entrevistas a militantes de 17 países de América del Norte y de Europa, que propone una historia transnacional del movimiento antifascista después de la II Guerra Mundial. Sin embargo, no se trata de un libro teórico: Bray fue uno de los impulsores del movimiento Occupy Wall Street, y Antifa pretende ser una herramienta estratégica que nos permita tomar consciencia del terror transhistórico del fascismo, que hoy vuelve a manifestarse bajo la imagen de los «nazis de corbata».
«En este ambiente de tensión, un número significativo de partidos de extrema derecha ha logrado salir de su relativa insignificancia y poner en cuestión el orden europeo. Para conseguirlo, han desechado sus orígenes o asociaciones declaradamente fascistas y cultivan una imagen más convencional. Al pasar del racismo biológico a la diferencia cultural, a la seguridad y a la escasez, han sabido explotar y fomentar los miedos de la población frente a la inmigración.»
Por ello, Bray recopila una serie de consejos antifascistas, sacados de sus entrevistas con activistas de todo el mundo, que hacen referencia tanto al tipo de tácticas a utilizar, como a las dinámicas internas del movimiento o a las diferentes estrategias organizativas:
UNO. «Los miembros de grupos antifascistas tienen que mantener un perfil bajo, en la medida de lo posible. Ocultar sus identidades cuando hacen tareas organizativas y no ser demasiado abiertos sobre quién forma parte del grupo, dónde viven, cuáles son sus planes, etc. La extrema derecha tiene afición a perseguir a miembros individuales de grupos antifascistas, así que la seguridad debe ser siempre la máxima prioridad.»
(ANTIFA NEBRASKA, Estados Unidos)
DOS. «Conoce los recursos de los que dispone la extrema derecha. Reúne información pública y privada sobre sus lugares de encuentro, de trabajo, lo que hacen, qué ideas se han difundido en sus grupos, para poder reaccionar en la misma escala.»
(YAN, Rusia)
TRES. «Hace falta una organización más amplia que involucre a personas que no sean militantes ni revolucionarias para aislar y enfrentarse al fascismo. Pero si hay un grupo de nazis activos en tu ciudad, desde luego que hace falta organizar un colectivo más dispuesto al enfrentamiento para proteger a la gente».
(DAG, Noruega)
Un manual antifascista: el único libro de autoayuda que queremos leer
Convertir el antifascismo en un lenguaje cotidiano que pueda ser hablado por todos se ha tornado una tarea urgente.
PlayGround / Eudald Espluga / 2017-08-28
CUATRO. «Infórmate sobre género, sexualidad y capacidad corporal. No crees más grupos exclusivos de militantes. Esto no es lo que el antifascismo significa para todo el mundo».
(M, Polonia)
CINCO. «Todos los grupos deben tener en cuenta la necesidad de recaudar fondos. Participar en cualquier centro social de la localidad ayuda a reservar salas para actos de financiación, pero también se puede conseguir dinero poniendo huchas para donativos en las tiendas, puestos de material en actos políticos afines y actos culturales o montar conciertos para obtener fondos».
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