En los años 90, Assata Shakur escribió al papa Juan Pablo II desde Cuba. ¿Por qué soy una amenaza? ¿Por qué merezco tanta atención? El Congreso de Estados Unidos había pedido formalmente al Gobierno cubano su extradición, y pretendía utilizar un viaje del pontífice a la isla para que éste presionara. Era una de las obsesiones del FBI desde que el presidente Nixon elevara a categoría de política nacional la reacción a los lisérgicos y reivindicativos 1960, “Ley y Orden”. ¿Quién era Assata Shakur?
“Había luces y sirenas. Zayd estaba muerto. Mi mente sabía que él estaba muerto. El aire era como cristal frío. Se alzaban enormes burbujas y estallaban. Cada una parecía una explosión en mi pecho. Me sabía la boca a sangre y a tierra. El coche daba vueltas a mí alrededor. Poco después, se apoderó de mí algo parecido al sueño. De fondo, me parecía oír algo como disparos. Pero perdía la conciencia y soñaba”. Así comienza el libro gracias al cual las autoridades norteamericanas supieron en 1987 que Assata Shakur, fugitiva militante de del Partido Pantera Negra y del Ejército de Liberación Negra, y acusada del asesinato de un policía en 1973 durante el incidente anterior, llevaba tres años viviendo en Cuba.
Joanne Chesimard (que es así como se llamaba) no nació en Nueva York en 1947. Al menos para el Estado, incapaz de encontrar registro alguno de su llegada al mundo, una imagen poderosa con la que Shakur habla de la invisibilidad de los negros y de la necesidad de la lucha. Su infancia, como relata en esta vívida y sencilla autobiografía que se publica por primera vez en castellano (Capitán Swing), transcurrió entre el Sur y Nueva York, alternando casas y trabajos de miseria. El ejemplo de Martin Luther King primero y de Malcom X y su ‘Nación del Islam’ después, marcaron su trayectoria. No sólo en los fines, sino también en los medios, sobre todo tras los magnicidios de ambos.
En 1973, Shakur ya no pertenecía al Partido Pantera Negra (continuador del pensamiento de Malcom X e influido por las ideas de Frantz Fanon), sino al Ejército de Liberación Negra. Fue detenida en un control de carretera en Nueva Jersey cuando viajaba en coche junto a otros dos militantes, en el que se produjo un tiroteo en el que murieron un policía y uno de sus compañeros, y en el que ella resultaría gravemente herida. Lo que siguió fue, según relataron ella misma y diversas organizaciones por los derechos civiles, una farsa de juicio en la que resultaría condenada a prisión en 1977 bajo cargo de asesinato. Desde el incidente del coche hasta la sentencia permaneció en condiciones lamentables en prisiones estatales y federales, donde fue torturada y humillada en multitud de ocasiones. La paranoia nixoniana estaba en su apogeo y el FBI, pese a la muerte en 1972 del inquisidor de los movimientos de liberación J. Edgar Hoover, se aplicaba sin desmayo.
En 1979 se fugó de la prisión de máxima seguridad de Hunterdon County, Nueva Jersey. Hasta 1984 viviría en la clandestinidad. Ese año escapó a Cuba, donde le fue concedido asilo político. Es allí donde escribió esta vibrante y, pese a todo, optimista autobiografía, en la que Shakur reivindica su trayectoria y se pregunta cómo es posible considerarla a ella un peligro tras el relato de las infamias que, por ser negra, hubo de padecer. Si ese era el leitmotiv de la autobiografía, fracasó, pues en 2005 fue agregada a la lista de terroristas del FBI, en la que se ofrece un millón de dólares por su captura.
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