Miguel de Unamuno murió dos veces. Primero, el 31 de diciembre de 1936; después, con la propaganda franquista, que se empeñó en ocultar su figura y su legado. Para reparar su memoria y explicar esa operación propagandista, se ha presentado en el Instituto Cervantes “La doble muerte de Unamuno” (Capitán Swing) de Luis García-Jambrina, profesor titular de Literatura Española en la Universidad de Salamanca y Manuel Menchón, director de cine y guionista. El libro recoge la exhaustiva investigación, que fue el punto de partida para el documental de Menchón ‘Palabras para un fin del mundo’.
‘Palabras para un Fin del Mundo’, el documental que desmonta el relato de la muerte de Unamuno
Los militares golpistas necesitaban legitimarse con un discurso o relato que justificara la sublevación frente a la legalidad democrática de la Segunda República. Cuando Unamuno – uno de los intelectuales más prestigiosos e influyentes del momento – se refirió a los golpistas como la “salvación de la civilización cristiana occidental“, encontraron el aval intelectual que andaban buscando. “Algunos falangistas leían a Unamuno e intentaron sumarle a su causa en el año ’32 y ’33. Primo de Rivera, fundador de Falange, intentó que sea una especie de ‘padre’ para Falange, pero no lo consiguió. Unamuno escribió un artículo demoledor contra Primo de Rivera, después de asistir a un mitin de Falange“, explica Manuel Menchón.Thanks for watching!PUBLICIDAD
Unamuno se enfrentó a Millán Astray, el que fuera jefe de la Oficina de Prensa y Propaganda de Franco. Ambos discutieron en un acto, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca el 12 de octubre del 36. En ese momento, Unamuno pasa de ser un aliado a convertirse en un apestado, en un peligro potencial. “Le salvó la vida el escándalo de Federico García Lorca. Impusieron primero el silencio y después montaron el ‘paripé’ del entierro de un falangista, en lugar del de un intelectual que había denunciado la verdadera cara del totalitarismo español”, aclara Luis García Montero, director del Instituto Cervantes.
Unamuno se dio cuenta de que sus críticas iban a tener consecuencias y se sintió amenazado. Llegó incluso a poner por escrito sus miedos. García-Jambrina recuerda que llegó a apuntar “Me van a fusilar, como a Lorca”.
Ver artículo original