Dice Jame Loewen en su muy recomendable Patrañas que me contó mi profe (Capitan Swing, 2018) que los suahili africanos creen que hay tres clases de seres que habitan el mundo: los vivos, los no muertos (los sasha) y los definitivamente muertos (los zamani). La primera y la última categoría no admiten mayor aclaración, pero sí la segunda: los sashason aquellos que, aun habiendo fallecido, todavía conservan a vivos que les recuerdan. Un sasha pasa a ser definitivamente un zamani cuando el último que lo recordaba se extingue. Los historiadores asumimos voluntariamente esa dificultosa y en ocasiones ingrata tarea de estudiar a los zamani y lidiar con los sasha con la intención de explicarnos el presente. Y al estudiarlos, les insuflamos vida mediante la inserción en su contexto. Hay dos columnas basales en el oficio de historiador: la precisión cronológica y la factual. Los pecados capitales del historiador son el anacronismo y la manipulación de las fuentes.
Ver artículo original“Aquí alguien mató a alguien…”
Por eldiario.es · 21.06.2019