- La doctora en psicología reedita un libro en el que explica qué sucede realmente en el cuerpo de las mujeres tras la menstruación y por qué al patriarcado le interesa que se afronte esta etapa con miedo y rechazo.
Anna Freixas (Barcelona, 1946) se ha ganado el título de portavoz de las mujeres viejas. De todas esas personas que son la mitad de la mitad de la población, pero de las que no se oye a hablar. Que, después de la primera arruga, han quedado silenciadas. Y ya, cuando llegan a la menopausia “casi parece que hayan muerto socialmente”, dice Freixas.Yo vieja: la vejez nos hace libres
Después de diversos libros publicados sobre la vejez (algunos tan comentados como ‘Yo, vieja’ o ‘Sin reglas’), la doctora en psicología ha reeditado un manuscrito suyo, publicado en 2007, que dedicó a lo que sucede tras la última menstruación. ‘Nuestra menopausia. Una versión no oficial’ (Capitán Swing, 2023) es un libro que, a partir del testimonio de decenas de mujeres, habla sin tapujos sobre las ventajas de no tener la regla y, en definitiva, de hacerse vieja. A pesar de lo que diga el patriarcado.
Este texto es una revisión del mismo libro, que publicó en 2007, ¿qué ha cambiado desde entonces?
Las propias mujeres. En estos 17 años, hemos pasado de ser crédulas y atemorizadas a tener más valentía. Nos estamos intentando alejar de la idea de la menopausia como una enfermedad y la empezamos a ver como un proceso natural.
Critica mucho la medicalización del cuerpo de las mujeres. ¿A quién le interesa que la menopausia sea vista como una enfermedad?
El cuerpo de las mujeres siempre ha interesado a mucha gente. Somos las pobres del planeta porque todo el mundo se nutre de nosotras. Presentar a las mujeres como enfermas y decrépitas beneficia a la clase médica, farmacéutica y estética. Piensa que los últimos tratamientos [de reemplazo hormonal] con pellets se hacen en clínicas de estética. Si esto no sirve para ponernos las gafas, apaga y vámonos. Durante los últimos 70 años hemos perdido el mundo de vista: hemos dejado de nacer y morir en casa para hacerlo en el hospital y, todo todo el tiempo que separa esos dos hechos, lo pasamos regalando nuestro cuerpo.
Si medicáramos a los hombres en la andropausia, seguramente tendríamos menos guerras
La medicalización afecta más a las mujeres que a los hombres, a pesar de que ellos también tienen achaques y ciclos hormonales. ¿Por qué?
El patriarcado, que tiene la sartén por el mango, es quien decide, pero si medicáramos a los hombres en la andropausia, seguramente tendríamos menos guerras. Herzog decía que, por él, pondría a todos los hombres en una isla y dejaría que el mundo lo dirigieran las mujeres, que ellos ya habían hecho suficientes desastres. Todas las decisiones catastróficas las toman andropáusicos en crisis [risas]. Obviamente esto es una broma, pero creo que uno de los principales orígenes del estigma de la menopausia reside en la consideración de las mujeres únicamente como seres reproductivos.
Si ya no tienes la regla, no puedes tener hijos y, por tanto, ya no sirves. Pero eso no es verdad, somos más que seres reproductivos. Sobre todo las mujeres españolas, que tenemos un hijo de promedio y no somos grandes aficionadas a lo del parir. Desde que nos incorporamos al mercado laboral y tenemos dinero propio, esta historia ya no va con nosotras, pero el estigma de la menopausia como el inicio del fin de la vida de una mujer perdura porque interesa a los hombres y les otorga libertad sexual para dejarnos por una de 20.
Sostiene que las mujeres no estamos enfermas, sino “heridas por la estigmatización social”
La menopausia, en sí misma, es un gran estigma. Preguntas a las mujeres jóvenes y les entran los siete males. Desde el momento en que ya no somos fértiles, nos pueden intercambiar por otras. Pero que no te engañen, no se aparejan con una de 20 a los 50 para tener cinco niños, sino porque creen que su sexualidad andropáusica se va a animar, aunque sigan necesitando Viagra. Lo que nos dice la sociedad sobre la menopausia es que nuestra vida deja de tener sentido y por eso nos venden todos estos tratamientos hormonales, para retrasar un ocaso que en realidad no es tal. En cambio, ellos al envejecer, se resignifican como interesantes.
De hecho, uno de los reclamos de la terapia de sustitución hormonal es que permite retrasar el envejecimiento y mantener la belleza, dejando claro que las mujeres mayores no pueden ser atractivas.
La belleza es salud. Es sentirte bien en tu propia piel. Cuando veo mujeres tan operadas y torturadas, me da pena. Pienso. “¡Caramba, lo que sufre esta mujer!”. Ese proceso implica un coste económico, físico y psicológico. Y todo por la presión que supone que alguien te diga que no eres válida. Por eso escribo este libro sobre la menopausia, para que las chicas jóvenes la conozcan sin miedo y les llegue llenas de luz, tranquilidad y seguridad. ¿Te imaginas lo que supondría en nuestra cultura que viéramos la menopausia como un buen momento?
¿Qué efectos tiene una terapia hormonal cuando el cuerpo te está diciendo que no quiere hormonarse más?
Lo que dice es que ya no lo necesita. El problema del tratamiento hormonal es que retrasa un ciclo vital necesario y natural y sus signos. Es decir, te puede quitar los sofocos ahora, si es que los tienes, pero cuando dejes la medicación, volverán. El cuerpo debe acostumbrarse a los cambios, igual que lo hizo cuando nos bajó la regla y vino el dolor por el crecimiento del pecho. En ese momento de la vida también lo pasamos muy mal, pero por lo que sea, nadie se empeñó en retrasar esos signos.
Siempre hay que entender todo según la mirada masculina: a los tíos les encanta que sangremos, por todo lo que supone. Es cuando ya no sangramos que nos deshacemos de la presión del heteropatriarcado. Por eso, estigmatizar la menopausia sirve para quitarse a las mujeres de enfrente, sobre todo a las que ya no temen.
Asegura que la menopausia tiene beneficios. ¿Cuáles son?
En 2021, un diccionario árabe cambió la definición de la palabra menopausia de “edad de la desesperación” a “edad de la renovación”. La menopausia puede ser el mejor momento de la vida de las mujeres. Tienes libertad sexual porque no te puedes quedar embarazada (¡Ancha es Castilla!). Además, las afectaciones al estado de ánimo por el ciclo hormonal desaparecen, igual que los dolores asociados a la regla. Y dejas de pagar el 18% del IVA por los productos higiénicos, como si fueran joyas.
Pero para mí, lo más importante es el bienestar personal. La libertad. Como dice la Northup [la ginecóloga Christiane Northrup], con la caída del velo de las hormonas, es cuando ves la vida con más claridad. Estás para menos tonterías y te libras del mandato de la feminidad heterosexual. Empiezas a ser tú y vuelves a ser la niña que eras antes de que te sexualizaran. Pero para llegar a este punto debemos deshacernos de todo lo que el patriarcado nos ha intentado inculcar durante toda la vida y no dejar que, al llegar a la vejez, nos depriman una a una.
Con la menopausia, empiezas a ser tú y vuelves a ser la niña que eras antes de que te sexualizaran
Eso será más fácil para las mujeres que lleguen a la menopausia a partir de ahora, pero seguramente usted no tuvo referentes que la ayudaran a enfocar esta etapa de una manera positiva.
Pues creo que lo pasaron peor las mujeres que ahora tienen cincuenta que nosotras, que ahora tenemos 70 y pico. Nuestras madres no se habían medicado y no vivieron esta etapa como una enfermedad, así que nosotras nunca habíamos recibido ese mensaje estigmatizador de la menopausia. Nuestra generación es a la primera a la que se intenta medicar en masa, pero muchas todavía dijimos que no. El problema lo tenéis las mujeres menores de sesenta, que sois a las que se os ha dicho por activa y por pasiva que cuando lleguéis a la menopausia os tendréis que hormonar para frenar el desastre.
¿Cómo vivió usted su menopausia?
Yo había leído mucho sobre el tema, lo había hablado mucho con mis amigas y lo estaba deseando. Era algo que me parecía estupendo que me sucediera. Y por eso decidí escribir este libro: quería escuchar y hacer oír la voz de todas las mujeres posibles porque toda la literatura que hay sobre el tema está escrita por ginecólogos, que sólo conocen casos de mujeres que van a visitarse porque tienen problemas con la menopausia. Sobre las que lo pasan sin problemas no hay registros.
El deseo de la mujer siempre ha sido un tabú. ¿Cómo es el sexo en una edad de la que tampoco se habla?
De la misma manera que no hay una sola menopausia, tampoco hay una sola sexualidad. Es verdad que muchas mujeres aseguran que su deseo baja o desaparece después de la menopausia, y aprovechan para cerrar el chiringuito. Pero hay que entender que la sexualidad de las mujeres heterosexuales se ve muy afectada por la de los hombres, que es la que realmente disminuye cuando llegan a una edad. Además, puede ser una excusa para liberarte de un tipo de sexo que, a lo mejor, nunca te ha gustado y que tenías sólo para cumplir con tu pareja.
Pero en la otra cara de la moneda tenemos a un número no poco significativo de mujeres que afirman que su deseo aumenta tras la menopausia. Además, nosotras tenemos la ventaja de que, como tenemos el aparatito del placer incorporado, podemos resolvernos la vida como queramos y cuando queramos, sin necesidad de medicación o ayuda externa, hasta el último día de nuestras vidas. Y de manera autónoma. Cuando entendemos eso y vemos que nos podemos satisfacer solas, sin necesidad de ser amables con nadie, nos cambia la vida. Porque las mujeres somos las reinas de la amabilidad en el sexo. Y de la condescendencia también.
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