10º Aniversario
¡El capitán cumple diez años!
descúbrelo

Amados corzos

Por La verdad  ·  24.02.2022

Siete años entre corzos, viviendo casi como un animal salvaje en un bosque de Normandía. El naturalista francés Geoffroy Delorme (37) ha documentado su larga y extraña experiencia de ecologismo inmersivo en ‘El hombre corzo’ (Capitán Swing), un libro en el que relata su convivencia con estos pequeños cérvidos y su conexión profunda con la naturaleza. Dando la espalda a la ciudad y a los seres humanos, aprendiendo a alimentarse con la vegetación silvestre y a no morir de frío en las noches heladoras. Imposible no adentrarse con curiosidad en esta historia.

Con problemas de sociabilidad, escolarizado en casa y con una gran tendencia al aislamiento, Geoffroy Delorme se internó a los 19 años en el bosque de Louviers y dio por terminado su voluntario exilio campestre con 26. Algo en su cabeza hizo clic después de conocer a una mujer en un sendero cerca de su escondite entre los árboles. Entre el trauma infantil que provocó su salida del colegio y la exposición en el pueblecito de Damps en la que mostró las fotografías de su bosque habitado por corzos, zorros, jabalíes, ardillas y tejones, asistimos a una aventura extraordinaria.javascript:falsePUBLICIDAD 

Chévi, Sipointe, Daguet, Magalie, Prunelle, Espoir, Mef, Harry… son corzos con los que el autor se comunica. Su familia herbívora, con la que comparte penas, alegrías, temores y angustias. De alguna manera, consigue que le acepten y él entra en el mundo secreto de estos animales normalmente esquivos. De hecho, son conocidos como los fantasmas del bosque.

Con su familia real no se lleva bien, y el retiro en el bosque acentúa las malas relaciones.

Geoffroy Delorme ronca y gruñe como los corzos, duerme con ellos y los humaniza en un relato que seguramente habrá provocado el arqueo de cejas de más de un etólogo: «Los corzos son capaces de sentir las emociones y diferenciar entre el bien y el mal, o entre los que se acercan con buenas intenciones y los que no (…). Chévi es el corzo más inteligente que conozco. Nunca me juzga, empatiza con mi dolor y siempre acude a ayudarme cuando lo necesito».

Así debe de ser si así lo siente.

Uno de los corzos fotografiados por el autor, en una de las imágenes que ilustran el libro.

Uno de los corzos fotografiados por el autor, en una de las imágenes que ilustran el libro. / GEOFFROY DELORME

Información útil que conviene recordar: «Sobrevivir en el bosque no es ninguna hazaña insuperable. Para conseguirlo, lo esencial es disponer de material adecuado y organizarse bien. Hay que saber dosificar la energía, controlar el ritmo cardíaco con respiraciones lentas y adaptar los movimientos al frío (…). Dormir mucho rato, tanto de día como de noche, supone un peligro mortal en invierno (…). En unas horas, los pies y las manos se enfrían y entumecen, hasta desembocar progresivamente en la hipotermia (…). Por ello, aislar la humedad del suelo resulta primordial. He aprendido a imitar a los corzos escarbando con los pies para quitar la capa vegetal de la tierra, que constituye una alfombra mucho más cálida y menos húmeda que las hojas en descomposición». Entendido.

El libro, publicado en Francia el año pasado y traducido por Blanca Gago, está ilustrado con fotografías en blanco y negro de su bosque y de sus animales amigos. Como la pequeña corcina Prunelle, que clava sus ojos oscuros en el lector desde una impactante doble página y que es descrita así por el autor: «Inteligente, curiosa, maliciosa y dotada de un verdadero anhelo de aprenderlo todo acerca del mundo que la rodea».

Como Dian Fossey con los gorilas y Jane Goodall con los chimpancés, Delorme se integra en un grupo de corzos que habita el bosque cercano a su casa, hogar familiar que frecuentó de vez en cuando para cargar las baterías de su equipo fotográfico y acumular calorías, salvo durante un año entero en el que no salió de la espesura. En ese tiempo sólo se alimentó de raíces, tubérculos, nueces, avellanas y manzanas. Y se acostumbró a dormir de día para estar activo de noche y vencer así a la congelación. Igual que los animales.

EL LIBRO

  • Título ‘El hombre corzo’
  • Autor Geoffroy Delorme
  • Editorial Capitán Swing
  • Traducción Blanca Gago
  • Páginas 192
  • Precio 18,5€

«La adaptación al medio natural es un largo proceso que requiere paciencia. El metabolismo cambia. La mente cambia. Los reflejos cambian. Todo cambia, pero despacio. Debo aceptar que soy un ser maleable, mi cuerpo se está adaptando y necesita tiempo, no puedo controlarlo porque, entonces, no funcionaría. El bosque no es bueno ni malo, sencillamente nos obliga a cuestionarnos continuamente», escribe en pleno proceso de aclimatación a su nueva vida.

‘El hombre corzo’ es un libro bello para leer sin complejos, y que se disfruta con asombro y un punto de envidia. Admitiendo, eso sí, que siete años entre corzos son muchos años.

Ver artículo original