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Al rescate de las escritoras olvidadas

Por La Vanguardia   ·  14.10.2019

El feminismo ha entrado en el canon literario latinoamericano para darle una buena vuelta. ¿Es posible que muchas de las grandes voces literarias del siglo XX hayan permanecido ocultas? ¿A cuántas de las autoras del friso superior de esta página conocen? En diversos países de habla hispana, se está produciendo –en la academia, en la prensa, en festivales y en editoriales– un profundo movimiento de revalorización de autoras que entronca con la ola del #MeToo. Hoy sale a la venta El coloquio de las perras (Capitán Swing), un ensayo de la escritora Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) que denuncia “el machismo que ha impregnado al mundo editorial durante décadas” y rinde homenaje explícito a una docena de autoras.

Miguel, residente en Barcelona, suscribe la frase de la chilena Alejandra Costamagna: “El boom latinoamericano fue totalmente machista” pues ni una sola mujer formó parte de la banda de los GaboVargas LlosaFuentesCortázar… “Una de mis fuentes ha sido Cómo acabar con la escritura de las mujeres, el libro que la estadounidense Joanna Russ (1937-2011) publicó en 1983 y que tardó más de 40 años en llegar a nuestras librerías. Russ se centra en el mundo anglosajón para mostrar cómo la crítica y la academia han ignorado, subestimado, prohibido y mancillado la escritura hecha por mujeres. Sucede lo mismo en español. Pero había poco escrito al respecto, así que he hecho mi propio canon de escritoras. La primera lista tenía 25 autoras, también salían Gloria Fuertes o nombres de hoy como Gabriela Wiener, Lina Meruane o Lara Moreno…”. En un tono íntimo, que incluye una carta de Miguel a cada homenajeada, la autora opta no por la enciclopedia sino “más bien por el reportaje” pretendiendo que “sirva para la gente joven, para los que van a la librería y no saben qué escoger”.

NI CON EL NOBEL…

La chilena Gabriela Mistral “ha sido infantilizada, sólo la defendía Pablo Neruda”

En la pasada Bienal Mario Vargas Llosa, uno de los eventos más importantes de la literatura en español –que se celebró en mayo en Guadalajara (México)–, un centenar de escritores criticaron en una carta pública la escasa presencia de mujeres entre los finalistas al premio y en los debates, lo que motivó un artículo del Nobel peruano (Nuevas inquisiciones) diciendo que en su galardón jamás “habrá cupos aritméticos de hombres y mujeres”.

Miguel, también poeta y novelista, admite que desconoció durante mucho tiempo a buen número de las autoras que ahora reivindica. “De estudiante, creía que los grandes y polémicos eran ellos, y a ellos me quería parecer, pero vas madurando y te das cuenta de que has estado perdiéndote algo muy importante. ¿Por qué quería leer a García Márquez y no a Garro? ¿Por qué hemos tenido que esperar al 2019 para que se publiquen ciertas autoras que cambiaron las cosas?”. Por ejemplo, El tránsito de fuego, de la poeta costarricense Eunice Odio, ha visto la luz este año –el de su centenario– en Ediciones Sin Fin. Bastarían sus más de 10.000 versos para asegurarle un lugar en la historia, pero la realidad es que “no tuvo ni siquiera un final digno, la incineraron y sus restos se depositaron en la tumba de un señor que ni conocía”.

De Garro, Miguel recuerda la faja “insultante” de uno de sus libros en que hace poco se leía: “Mujer de Octavio Paz, amante de Bioy Casares, inspiradora de García Márquez y admirada por Borges”. En el caso de la, para algunos, “inventora del realismo mágico”, destaca el odio que se profesaban ella y su exmarido, Octavio Paz: “Había una desigualdad muy grande, él era poderoso, lo que acabó con ella demacrada y su descomunal obra perjudicada”.

A la puertorriqueña Rosario Ferré le criticaban que ganara dinero y que se pasara al inglés, “como hoy hacen con Valeria Luiseli”. De la mexicana Pita Amor, queda siempre claro que era muy guapa y que bebía demasiado, “rasgos que casi cuentan a favor en un autor, pero no en ella. No hay antología que no destaque su belleza, y eso condiciona la mirada. Fue una excéntrica que terminó absolutamente sola, en Wikipedia dicen que llevaba un bastón con el que pegaba a la gente, ¡increíble! Es el cliché de la vieja loca, repetido en tantas, como el de valorar más la obra de sus maridos”.

ESTUDIOS DE GÉNERO

Las universidades de EE.UU. han sido pioneras en rescatar algunos nombres

La uruguaya Alcira Soust Scaffo, más conocida por su trasunto Auxilio Lacouture en las novelas de Bolaño –que también convirtió a Odio en personaje–, le enviaba, según revela Miguel, un poema a su odiado Francisco Franco cada aniversario del bombardeo de Gernika: “Tú no has muerto / Está muerto Franco / Lo cegó la luz / Del loco manchego / De Goya del Greco / Y del nazareno”, se lee en uno de ellos. Por cierto, Bolaño también denostó a la única premio Nobel de la lista, su compatriota Gabriela Mistral, “sólo defendida por Pablo Neruda, quien se define a sí mismo como violador en un libro, no lo digo para no leerlo, sino para contextualizarlo”, apunta Miguel, para quien Mistral “sufre el mal de la infantilización, la reducen injustamente a poeta para niños”.

La gran presencia en las redes sociales de etiquetas como #leoautoras o #readwomen marca la nueva tendencia. El mes pasado, la Fiesta del Libro de Medellín rindió homenaje a Albalucía Ángel (Pereira, 1939) como autora de la generación del boom, movimiento al que hasta ahora se la relacionaba sólo como musa o cantante que amenizaba los ratos libres de los escritores.

En varias de las reivindicaciones, como el caso de la colombiana Ángel, han sido pioneros los departamentos de Literatura de las universidades estadounidenses, más permeables a las cuestiones de género. Asimismo, en marzo hubo una manifestación directa del #MeToo (denuncias por acoso y agresiones sexuales) en México, donde se hizo pública una lista de escritores.

El libro de Miguel constata cómo varias escritoras han sufrido el rango máximo de invisibilidad: la negación de la autoría, algo que ya encontró Russ en las anglosajonas. Tal vez la única “triunfadora” es la argentina Alejandra Pizarnik, “constantemente reeditada y traducida”.

Miguel, en fin, es optimista y señala el éxito actual de autoras como Eva BaltasarSamanta Schweblin, Sara MesaCristina MoralesCarmen María MachadoMaryse CondéChimamanda Ngozi Adichie o el caso de la flamante Nobel Olga Tokarczuk.

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