Muhammad Ali, fotografiado en 1966. A la derecha, portada de la edición española de la biografía de Eig. Capitán Swing
El sello Capitán Swing publica la biografía más completa del mítico boxeador estadounidense, con sus luces y sus sombras, realizada por el periodista neoyorquino Jonathan Eig.
Si Muhammad Ali no era ya una figura mundial indiscutible, una leyenda, quizás uno de los deportistas más grandes del siglo XX, nada pudo parar su ascenso a la categoría de mito tras la publicación de The Fight (Little, Brown and Company, 1975; el trabajo periodístico apareció inicialmente por entregas en la revista Playboy), una novela de no ficción que Norman Mailer dedicó al combate que enfrentó al boxeador con el entonces joven púgil George Foreman, el 30 de octubre de 1974 en Kinshasa, Zaire. Ha habido desde entonces otros libros, pero quizá ninguno con un abordaje tan integral y definitivo como Vida de Ali, monumental trabajo del periodista Jonathan Eig (Nueva York, 1964), que no solo investigó nuevos documentos en archivos que hasta ahora habían permanecido vedados al estudio sino que también entrevistó a exesposas y amigos que se habían mantenido en segundo plano. Eig trata de mostrar al hombre con sus luces y sus sombras, sin ocultar sus muchos defectos, sus contradicciones, marcado por el desamor paterno, con el que tuvo que vivir en su infancia, circunstancia que, sostiene el autor, lo hizo crecer como una persona en constante demanda de afecto y admiración. El libro afronta los más diversos aspectos de la vida de Cassius Clay (Louisville, Kentucky, 1942-Scottsdale, Arizona, 2016), quien convertido al credo musulmán pasó a llamarse Muhammad Ali. No solo su vida familiar y su carrera deportiva, con sus éxitos y fracasos, sino que aborda sus compromisos civiles y políticos en asuntos como el antirracismo y la lucha por los derechos de la población afroamericana en EE.UU., con su compleja visión de la integración y sus relaciones con Martin Luther King y Malcolm X. O incluso su posición contra la guerra de Vietnam. Tan seductor como antipático, tan egocéntrico como generoso, tan arrogante y verborreico como tierno, incluso en la enfermedad inhabilitante final, Ali brilla en estas páginas con una fuerza animal y seductora pocas veces vista.
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