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Luna Miguel – El dedo

Por La línea de fuego  ·  15.03.2016

“En el anuncio de la publicación no había nada malo. Nada que pueda incitar al odio o a la violencia.”

La semana pasada, Facebook vino para recordarnos, sobre todo a Luna Miguel (@lunamonelle), que hablar de masturbación femenina sigue siendo aún un gran tabú. Cuando la periodista y poeta decidió anunciar en su página de Facebook el lanzamiento de su nuevo libro El dedo. Breves apuntes sobre la masturbación femenina la gran red social decidió cerrar su cuenta de manera “inapelable” alegando “mal comportamiento”. Hemos hablado con Luna sobre el tema y esto es lo que nos ha contado:

– El pasado sábado cinco de marzo tu cuenta de Facebook fue cerrada por publicar en un post la portada de tu nuevo libro El dedo. Breves apuntes sobre la masturbación femenina. Según la gran red social por “mal comportamiento”. No obstante ya habías hablado previamente de la publicación de tu nuevo libro así como de su temática. En tu blog planteas la posibilidad de que alguien te hubiera denunciado ya en otras ocasiones. ¿Facebook nunca te notificó nada?

En realidad ocurrió el jueves pasado. Después de que la editorial anunciara el libro, yo hice lo propio en mi Facebook personal, donde ya lo había anunciado en otras ocasiones, y donde suelo compartir links que tienen que ver con cultura y sexualidad, porque como periodista suelo hablar de estos temas a menudo. Lo que me sorprendió es que una denuncia anónima de entre mis amigos por cuestiones de lenguaje —o eso entiendo, ya que la portada es totalmente plana y sencilla— acabara inhabilitándome la cuenta sin explicación y con una respuesta bastante “definitiva” por parte del equipo de Facebook. Sólo se me ocurre que ya hubiera sido denunciada en otras ocasiones. Sé que amigos fotógrafos o pintores que alguna vez han tratado el erotismo han recibido este tipo de avisos. A mí nunca me había llegado nada parecido.

-La mayoría de la gente se toma la censura como algo del pasado sin embargo tú la has sufrido sólo por querer hablar de un tema tan natural como la masturbación femenina. ¿Cómo te sentiste?

Aún me resulta raro, desorbitado, impensable. Si se tratara de algo erótico muy explícito, quizá me lo hubiera creído más —si no fuera porque además existen muchas páginas de literatura erótica que siguen publicando sin problemas—. Pero en el anuncio de la publicación no había nada malo. Nada que pueda incitar al odio o a la violencia. El anuncio del libro, y el libro en sí, son un recorrido cultural y personal por el autoplacer femenino, en donde el tema no es sólo lo sexual, sino también la literatura, la historia, etcétera. A diario vemos en páginas de medios de comunicación publicaciones que hablan de estudios científicos relacionados con lo sexual. Cosas, resumiendo mucho, del tipo a: “masturbarse es bueno para la salud”. ¿Qué diferencia mi publicación de una noticia de interés general que anuncia esto? Absolutamente nada. Por eso, como digo, me sentí extraña.

-Como bien dices en tu blog (y bien demostró Facebook cerrándote la cuenta) la masturbación femenina sigue siendo un tabú para gran parte de la población. ¿Cómo ha sido para ti escribir este libro?

Lo empecé a escribir cuando publiqué en PlayGround un cuento titulado “Breve historia de la masturbación femenina”. En él hice un recorrido basado en historias personales y de amigas, por la historia de Anna, una chica que desde los 5 años a los 23 va pasando por distintas etapas y comprendiendo que el autoplacer puede servir para muchas cosas, que no es algo pornográfico ni malo, sino una salvación, una manera de buscar la paz con uno mismo. En ese cuento, uno de los capítulos hablaba de como Anna se masturbó el mismo día del funeral de su madre, muerta de cáncer. Lo hizo para liberarse. El orgasmo no era lujuria, era una caricia, un poco de ese amor y de ese cariño que todos necesitamos cuando vivimos una situación tan extrema y dolorosa. Pues bien, cuando el cuento se publicó, tuvo una respuesta increíble que ni yo misma me esperaba. Montones de chicas de México, Argentina, Colombia, Chile o España me escribieron para decirme que gracias por haber hablado de una manera tan tierna de un tema como la masturbación. Aunque también hubo muchas críticas, en sus lecturas encontré la inspiración, y por eso cuando el editor de la colección Muckrakers de Capitán Swing me propuso hacer un pequeño ensayo digital, convenimos en que este tema, tratado de esa manera respetuosa y tierna, podría ser muy bonito. Durante el proceso de escritura me empapé de ensayos académicos sobre la masturbación en general, y también hablé con actrices porno como Amarna Miller, divulgadoras científicas como América Valenzuela, o escritoras como Sara Uribe y Marisol Salanova. Quise abordar varios temas: masturbación y poesía, masturbación y arte, masturbación y espiritualidad o incluso masturbación y maternidad. Lo cierto es que he aprendido mucho sobre la historia de la mujer, y sobre mi propio cuerpo. Ojalá todo esto le guste a los lectores que lleguen al pequeño libro.

-El pasado martes 8 de marzo, día internacional de la mujer, Facebook decide reabrir tu cuenta a pesar de haberte dicho previamente que la decisión era “inapelable”. Sin embargo, no te notifica nada y tienes que enterarte por una amiga. ¿Crees que la reapertura hubiera sido posible sin toda la presión social y mediática?

No lo sé. Creo que no. Creo que el apoyo de todos ha sido fundamental. Hasta el momento sigo sin notificación. Me ha gustado una reflexión que ha hecho Joaquín Jesús Sánchez en El Estado Mental a este respecto:

“Tras cinco días de litigios, Facebook convino en reactivar la cuenta clausurada. Ha habido gran jolgorio en las redes por esta resolución: como en una tragedia clásica, lo que estaba descompensado ha sido recompuesto, deus ex machina y parabienes”.

También algo que ha dicho Óscar Curros en su página:

“El hecho es que, por los motivos que sea, Facebook ha “resucitado” el perfil de la poetisa, lo que, de algún modo, además de convertirla en una fénix virtual, le da la razón”.

Facebook tiene unas normas, y no es libre, pero eso no quiere decir que siempre debamos estar de acuerdo con esas normas. Al fin y al cabo Facebook también se lo debe todo a su comunidad, gracias a nosotros sobrevive y por eso no veo que esté de más criticar sus normas.

-Facebook ha reabierto tu cuenta pero si no me equivoco la publicación sobre tu nuevo libro ha sido suprimida. ¿Vas a volver a publicar algo cuando por fin lances el libro?

Por supuesto, cuando el libro salga a la venta lo anunciaré en mis redes, como suelo hacer cuando otros libros míos han salido a la calle.

-La censura sobre el cuerpo femenino es algo a lo que nos están acostumbrado las grandes redes sociales ya que parecen haber entrado en una especie de “cruzada” contra el pezón femenino. ¿Qué opinas de todo este tipo de censura contra el cuerpo femenino?

Este tema es muy interesante porque pone en evidencia que un cuerpo de mujer puede provocar “pensamientos impuros” “odio”, “violencia”, etcétera pero un cuerpo de hombre no. Si bien los penes y las vaginas están prohibidos en Facebook, un cuerpo desnudo de hombre (torso o glúteos) no lo está, mientras que el de una mujer sí. Si seguimos con esa mentalidad, es normal que muchos se sigan escandalizando por un pezón, por una madre dando de mamar o por un texto ya sea literario o científico, que hable de temas sexuales y femeninos. Me interesan sobre todo casos como el de Rupi Kaur, la poeta canadiense censurada en Instagram por hablar de la menstruación (en las respuestas a los artículos sobre su censura, y yo escribí uno, por cierto, había usuarios que decían que es normal que se censure, porque escribir la menstruación es equiparable a escribir sobre la mierda), o como el de todas las madres que empezaron a protestar porque Facebook no les dejaba subir fotos amamantando a sus bebés (para muchos usuarios, también, eso roza lo enfermizo, la pornografía). Ahora la foto y los versos de Kaur circulan libremente por la red, al igual que las fotos de mujeres amamantando, que hoy son mucho más visibles y permitidas en redes como Facebook, que hasta en sus leyes especifica que un pecho femenino no está permitido, salvo que sea una imagen de una madre amamantado o incluso una mastectomía. Tenemos miedo al cuerpo de la mujer, porque en seguida lo asociamos a sexo, a pornografía, a suciedad. Sólo nos gusta verlo si se trata de imágenes de moda o de publicidad, en las que además muchos de los cuerpos representados son imposibles, demasiado delgados o inalcanzables. Que un torso de hombre pueda publicarse y uno de mujer no me recuerda a quienes culpan a las mujeres que han sido violadas de habérselo buscado por llevar minifalda. ¿Alguna vez nos hemos preguntado cómo iba vestido el hombre que la violó? No: somos nosotras, siempre, las que tenemos la culpa. Culpa de ser mujeres. Y es una verdadera pena que a día de hoy sigamos así… pero es cierto. Todo este miedo existe.

El cuerpo de las mujeres, así como su placer, siempre ha sido considerado por el sistema patriarcal como algo sobre lo que ejercer poder. Nadie se escandaliza por todos esos anuncios de mujeres desnudas cuando intentas ver algo en streaming, porque el cuerpo de la mujer esta hipersexualizado, sin embargo, cuando es la mujer la que decide usar su cuerpo para empoderarse o simplemente hablar de algo tan bello y natural como la masturbación, las alarmas saltan para detener a esas mujeres libres y sin miedo como Luna Miguel.

Autora del artículo: Belén Diego

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