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La inteligencia de la rebelión

Por Luis Antonio de Villena  ·  22.05.2013

 

Me parece que el nombre de Alexander Trocchi (1925-1984) dice poco en España. Sus años de mayor actividad coincidieron con épocas poco abiertas de nuestro país. Trocchi, escocés de padre italiano, fue un universitario, muy culto, que asumió con algún anticipo la idea –hoy no tan rara- de que el mundo necesita cambios radicales en la manera de vivir y saber. Rebelde asumido, comprendió que hacer cultura, despertar inteligencias, era estar contra el Poder.  En los años 50 dirigió en París una célebre revista internacional, “Merlin” en la que colaboraron desde Samuel Beckett o Henry Miller hasta Pablo Neruda.  En esa época Trocchi publicó la antología “Writers in revolt” (Escritores en rebeldía) que ya indicaba su camino. Amigo de Maurice Girodias, el editor que publicaba en París, en raras ediciones, casi todo lo prohibido – Burroughs, por ejemplo- en esa Olympia Press, Trocchi editó novelas pornográficas, con los pseudónimos  de Carmencita de las Lunas o Frances Lengel. Entró en contacto con Guy Debord, uno de los padres de la “Internacional Situacionista”. Sus postulados: crear un saber sin fronteras y más libre contra la sociedad de consumo y  muy cerca de lo que, con los beat, en EEUU, empezaría a ser la contracultura.

Viviendo ya en California, Trocchi se hizo adepto a la heroína sin dejar sus convicciones rebeldes (quizá como una parte menos lúcida de ellas) y a principios de los años 60 publica “La insurrección invisible de un millón de mentes”, el artículo que da título a la colección de ellos que acaba de publicar Capitan Swing. Como cuando Debord publique, en 1967, “La sociedad del espectáculo”, no hacen sino aproximarse al deterioro que el consumismo causa en la cultura y en el individuo, que ha de luchar para mantener su razón y su libertad. Muchos vinculan a Trocchi con Burroughs por un lado y con Debord, por otro. Era un analista, un hombre culto y lúcido, pero también un escritor (esta antología recoge algunos relatos) que hablan del despierto inconformismo, como cuando continuó   –contando  sus propias aventuras sexuales- los cuatro tomos originales de las famosas  memorias eróticas de Frank Harris , en “My life and loves” (quinto volumen, 1954).  Con todo, para muchos lo mejor del ardiente y a veces desmadejado Trocchi, que sufrió también abundantes problemas familiares cuando regresó a Escocia, está en novelas como “Safo de Lesbos” (1960) o “El Libro de Caín” del mismo año, editado en España por Anagrama. La antología plural  “La insurrección invisible de un millón de mentes” vale por ese texto fundacional y por otros que, con bastante antelación, tocan problemas posteriores como  “El yonqui: ¿amenaza o cabeza de turco?”  o “Sigma: un anteproyecto táctico”. Hablamos de un hombre que quería cambiar el mundo pero que no estaba ni con la izquierda ni con la derecha de su momento. Aspiraba a la novedad y le sobraban ideas. Pero en 1978 dejó de escribir y esperó el fin, vencido pero no resignado. Igual que Guy Debord (1931-1994) que terminó suicidándose, pese al éxito. “La sociedad del espectáculo” igual que muchas obras de Trocchi están escritas para hoy mismo.

 

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