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La detective de las ciudades

Por Diario de Málaga  ·  11.10.2011

Hay libros que parecen haber sido escritos ayer. Y sin embargo, en el caso de Muerte y vida de las grandes ciudades estamos hablando de un texto publicado en 1961. Poco importa la fecha, la obra de la teórica del Urbanismo, la norteamericana Jane Jacobs, continúa tan lleno de vida como cuando salió a la luz hace medio siglo. La editorial CapitanSwing ha recuperado el que quizás sea el libro sobre planificación urbanística más infuyente del mundo. Y que no tema el lector un ladrillo (valga la metáfora) repleto de divagaciones plúmbeas, como lasque acostumbran a regalarnos tantos arquitectos y urbanistas en nuestros días. El libro de Jane Jacobs, a pesar de sus cuatrocientas páginas, es ligero, ameno y está escrito en un lenguaje sencillo y directo. Jacobs, que se pateó centenares de pueblos y ciudades de Estados Unidos, quiso responder a las renovaciones urbanísticas de los años 60, que optaron por hacer tabla rasa y levantar de nueva planta modélicas urbanizaciones en viejos barrios y zonas periféricas. Sus conclusiones están basadas en la observación. Jacobs es una detective urbana, observa la vida en las calles y enlos barrios y, tras seguir lapista, encuentra la causa de que unas zonas de la ciudad, a pesar de haber sido exquisitamente planifcadas, no funcionen, tengan poca vida o en ellas aumente la delincuencia, mientras en los barrios tradicionales sus habitantes tengan más ofertas y estén más seguros.

La autora se muestra implacable con la materia que estudia, a la que califica de «pseudociencia» sustentada en «cimientos idiotas». A su juicio, los urbanistas planifican mal porque desconocen el funcionamiento de las ciudades. Jacobs, enemiga acérrima de la Ciudad Jardín vertical de Le Corbusier concibe la ciudad como una trama de intereses sociales y económicos que, lejos de compartimentar o aislar, hay que seguir enriqueciendo con la variedad. A su juicio, cuatro son las grandes características que toda planificación urbana debe tener en cuenta: en primer lugar, la necesidad de que la zona en cuestión tenga varios usos, es decir, usuarios distintos que hagan uso de las calles y sus comercios a diferentes horas del día, lo que se consigue combinando residentes, turistas y oficinistas que den vida a la zona. En segundo lugar, manzanas pequeñas que faciliten el callejeo de residentes y visitantes y, por tanto, la capacidad de entrar en más tiendas y servicios. El tercer punto es una buena cantidad de edificios antiguos que no dispare el valor de la zona y haga imposible vivir en ella salvo a las rentas altas mermando la calidad. Por último, el condimento de una buena planificación es una concentración de personas «suficientemente densa para estar allí». La experta norteamericana aplica la lógica y sus conclusiones son demoledoras, incluso a la hora de inaugurar parques: Abre un parque en una zona falta de vida y tendrás una zona muerta, como esos barrios en los que los vecinos terminan aislándose unos de otros, viene a decir. Y lo que dice, de forma sencilla pero implacable. Toda una lección.

Alfonso Vázquez