10º Aniversario
¡El capitán cumple diez años!
descúbrelo

“La bestia humana”, de Émile Zola, sobre la maldad que permanece

Por Periodistas en español  ·  04.07.2010

Se han hecho muchas ediciones de esta novela en España, recogemos aquí la de una pequeña editorial que trabaja atendiendo a la calidad, Capitán Swing. Es una obra que representa el afán naturalista de su autor, uno de los más importantes de de la historia de Francia, modelo del hombre y escritor comprometido, quien ha tenido una gran influencia en las generaciones siguientes.

La bestia humana, publicada en 1890, es la decimoséptima novela publicada por el escritor francés dentro de la serie de veinte novelas publicadas entre 1871 y 1893 bajo el título genérico de Los Rougon-Macquart. Historia natural y social de una familia bajo el Segundo Imperio, una serie inspirada en La Comedia Humana de Balzac y centrada en la historia de cinco generaciones de una familia francesa originaria del imaginario y provinciano pueblo de Plassans. La bestia humana es la historia de Jacques Lantier, un ingeniero de locomotoras solitario y misógino que se enamora de una mujer casada. Personaje típico del naturalismo zolesco, Lantier goza de buena salud física, pero sufre la desgracia de ser poseído por la fuerza irreprimible de sus instintos primarios y por la influencia de la herencia familiar y la presión de un medio que le asfixia y le condiciona a actuar. En la obra de Zola, el determinismo de la herencia familiar representa un aspecto fundamental, como lo es también la aplicación de lo científico que la corriente naturalista manejaba en su literatura. Como dice Deleuze en su valiosa introducción, en Zola hay “dos ciclos desiguales coexistentes interfiriéndose uno al otro: la pequeña y la gran herencia, una pequeña herencia histórica y una gran herencia épica, una herencia somática y una herencia germinal, una herencia de los instintos y una herencia de la fisura”.
Toda la serie sobre la familia Rougon-Macquart evoca el contexto de la Francia del Segundo Imperio de Napoleón III (1852-1870), período durante el cual la sociedad francesa vive los cambios que conlleva la progresiva industrialización del país y el crecimiento de unas grandes ciudades que conviven todavía con la Francia más rural y tradicional. Zola retrata, al igual que hace en alguna de sus otras novelas más conocidas como Germinal, la influencia de esa Revolución Industrial y sus consecuencias el proletariado y sobre el individuo, que se convierte en una fuerza de trabajo acostumbrada a convivir día a día con las máquinas. De este ambiente, y en concreto del mundo del ferrocarril, por entonces en pleno proceso de desarrollo, es donde sitúa Zola a Jacques Lantier, el protagonista de este relato pasional, que incluye el asesinato. A la vez un duro retrato de la condición humana y de la influencia y la fuerza de lo más irracional y primitivo del ser humano, inadaptado a su ambiente y determinado por sus orígenes.

Y es que Zola nos recuerda que bajo la chapa del progreso tecnológico permanece siempre la bestia que llevamos dentro. La novela ha sido llevada al cine por directores de la talla de Jean Renoir o Fritz Lang. Y así sigue siendo, por mucho que la sociedad avance, al hombre le sigue dominando su lado oscuro. Y Zola decidió que su obra literaria iba a ser el camino para reflejar sus pensamientos, sus ideas, sus convicciones y sus descubrimientos sobre la naturaleza humana.

Escritor francés y fundador del movimiento naturalista, Zola nació en París el 2 de abril de 1840, hijo de un ingeniero civil italiano. Tras la muerte de su padre, la familia vivió en la pobreza. Su primera novela importante, Thérèse Raquin (1867), estudio psicológico del asesinato y la pasión. Inspirado por los experimentos científicos sobre la herencia y el entorno, Zola decidió escribir una novela que ahondara en las profundidades de todos los aspectos de la vida humana, que documentara los males sociales, al margen de cualquier sensibilidad política; fue Les Rougon-Macquart, calificado de obsceno y criticado por exagerar la criminalidad y el comportamiento a menudo patológico de las clases más desfavorecidas. Algunos de los libros que se ocupan de las cinco generaciones de la familia Rougon-Macquart, alcanzaron una gran popularidad. Son: La taberna (1877), un estudio sobre el alcoholismo; Nana, basada en la prostitución; Pot-bouille (1882), un análisis sobre las pretensiones de la clase media; Germinal (1885), sobre las condiciones de vida de los mineros; La bestia humana (1890), que analiza las tendencias homicidas; y El desastre (1892), sobre la caída del Segundo Imperio. Estos libros, que el propio Zola consideraba documentos sociales, influyeron enormemente en el desarrollo de la novela naturalista.

De sus obras posteriores, tal vez menos logradas como novela, destaca la serie Las tres ciudades. Zola escribió también varios libros de crítica literaria en los que ataca a sus enemigos, los escritores románticos. En 1898 Zola se vio envuelto en el caso Dreyfus, cuando escribió una carta abierta que se publicó en el diario parisino L’Aurore, conocida como ‘J’accuse’ (‘Yo acuso’), en la que Zola arremetió contra las autoridades francesas por perseguir al oficial de artillería judío Alfred Dreyfus, acusado de traición. Tras la publicación de esta carta, Zola fue desterrado a Inglaterra durante un año. Murió en París, el 29 de septiembre de 1902, intoxicado por el monóxido de carbono que producía una chimenea en mal estado.

Victor Claudín

Ver artículo original