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Heroísmo dandi

Por Custodio Pastor  ·  23.10.2012

El dandismo era para Baudelaire “el último resplandor de heroísmo en la decadencia”.  El dandi era y es melancólico, individualista,  con un estilo de vida ajeno a las costumbres dominantes. En ‘Prodigiosos mirmidones’ (Ed. Capitán Swing) se hace un recorrido por el dandismo a través de lo literario.

Se trata de una antología de textos en la que hay artículos, ensayos, relatos breves y fragmentos de novelas. “Concepciones diferentes y en ocasiones contrapuestas de lo que significa ser un dandi”, en palabras de Leticia García y Carlos Primo, coordinadores del libro.

Muchos textos no habían sido editados hasta ahora en España. ¿Por qué este libro? “Nos llevaban los demonios cuando oíamos o leíamos dandi mal empleado. Es mucho más que un hombre elegante”, conceden.

Y es que, más allá de la elegancia disidente o llamativa, el dandi comparte un rasgo común: la rebeldía. Como sostiene Luis Antonio de Villena, “el dandi es sobre todo el rebelde de lo singular, el que aspira a la difícil quimera de que cada uno sea cada uno contra el enemigo mortal, la masa, de lo gregario”.

Un dandi mira con hastiada indiferencia y un desdén apenas disimulado. Al dandi también le caracteriza ser impertinente y hablar mal de lo que se supone que tiene que hablar bien.  “El dandismo es una distinción más metafísica que social”, sentenció Roland Barthes.

“Generalmente, el joven revolucionario, idealista, queda con los años en elegante señor”, escribió Francisco Umbral.  También “Sólo es verdaderamente elegante el que quiere decir algo con su elegancia. Lo demás se queda en sastrería”

Thomas Henry Lister, Honoré de Balzac, Virginia Woolf, Álvaro Retama y Tom Wolfe son otros de los autores con textos seleccionados por García y Primo.

Para los coordinadores del libro, Michael Jackson podía ser un perfecto dandi “cuando persistía en actitudes de claro distanciamiento –el guante, la mascarilla, las gafas de sol-, y cuando se lanzó a los brazos de la cirugía estética con el objetivo de convertirse en alguien totalmente sobrehumano cuya ambigüedad en materia de sexo, raza y edad no correspondía  a una persona real, sino a un personaje”.

Karl Lagerfeld y David Bowie también merecen su distinción. Lo advirtió Baudelaire: “Un dandi nunca puede ser un hombre vulgar”.

 

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